Actividad física: aliado contra el cáncer de mama

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Desde el año pasado, el cáncer de mama se convirtió en la principal neoplasia que afecta a la mujer peruana. Las últimas cifras del estudio Globocan (2018) indican que al año se diagnostican alrededor de 7 000 nuevos casos. Por ese motivo, Oncosalud recomienda realizar actividad física para disminuir el riesgo de padecer.

Existen diversos estudios a nivel mundial que explican la  relación que existe entre la actividad física y la reducción del riesgo a padecer el cáncer de mama. Esto se debe a que el ejercicio disminuye el número de las células de grasa ubicadas en el organismo debido al sobrepeso o la obesidad, el exceso de estas producen estrógenos; una hormona relacionada con esta neoplasia.

La actividad física parece ser particularmente beneficiosa en mujeres postmenopáusicas, pero existe evidencia de que en mujeres menores de 45 años también disminuye el riesgo de padecer esta neoplasia.

“Hasta la fecha, las investigaciones demuestran que las mujeres con actividad física regular presentan menor riesgo de cáncer de mama entre 14% a 25% dependiendo de su edad y características fisiológicas”, indicó Ingrid Pérez, nutricionista de Oncosalud.

Para revertir las cifras negativas y cambiar los hábitos, la nutricionista brinda pautas para llevar un estilo de vida que permita prevenir esta enfermedad.

Ejercicios.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda realizar como mínimo 150 minutos de actividad aeróbica moderada a la semana para reducir el riesgo de sufrir este cáncer.

Los ejercicios aeróbicos son aquellos como caminar, trotar, bailar, nadar o pedalear y deben realizarse entre 30 y 60 minutos. También,  se recomiendan los ejercicios de fuerza, como las sentadillas, el levantamiento de pequeñas pesas, las planchas, y deportes como el cross fit, porque ayudan a mejorar la funcionalidad física.

En el caso de las personas que llevan mucho tiempo sin ejercitarse, la clave es ir de a pocos. Una opción recomendable es subir escaleras, si se realiza con la intensidad suficiente puede ayudar a incrementar la frecuencia cardíaca y respiratoria. Los ejercicios de tonificación previenen la pérdida de masa muscular y mejoran la densidad ósea.

La prescripción del ejercicio físico debe ser siempre individualizada, más aún en pacientes diagnosticadas, es necesario la evaluación específica de posibles factores de riesgo o antecedentes cardiopulmonares y neurológicos.

Se debe tener en cuenta que el deporte lleva como consecuencia natural mejorar nuestra dieta. Es fundamental consumir alimentos más saludables incluyendo todos los grupos en especial las frutas y verduras de diferentes colores. Es recomendable reducir al máximo las opciones no nutritivas como la comida chatarra, el alcohol o las bebidas azucaradas.