El estudio Conectados 2025, impulsado por Aldeas Infantiles SOS Perú, revela una preocupante conexión entre la inteligencia artificial (IA) y los riesgos digitales que enfrentan niños, niñas y adolescentes. Un alarmante 22% de los menores familiarizados con la IA ha escuchado sobre casos en los que esta tecnología se usó para facilitar delitos como grooming, sextorsión y ciberacoso.
En un panorama más amplio, el 34% de los jóvenes entre 10 y 17 años no se siente seguro al navegar por internet. Las principales razones de esta inseguridad incluyen el miedo al uso indebido de sus datos, la recepción de mensajes de desconocidos y la exposición a contenido inapropiado. Los peligros asociados al uso de la IA abarcan desde perfiles falsos generados por esta tecnología hasta el uso de deepfakes para chantajear.
Ante esta realidad, la necesidad de educación es clara. Un 86% de los estudiantes considera esencial que las escuelas aborden tanto los beneficios como los riesgos de la IA. Esta percepción es ampliamente compartida por padres (97%), docentes (92%) y directores escolares (90%).
La preocupación no se limita al ámbito tecnológico; el impacto emocional es significativo. Nueve de cada diez menores reconocen que estas experiencias pueden provocar ansiedad, depresión e incluso pensamientos suicidas. Además, un 31% de los adolescentes siente desesperación si no tiene acceso a redes sociales o videojuegos en línea.
Pese a la creciente amenaza, el 40% de los menores aún desconoce cómo denunciar una situación de peligro en línea. Esto subraya la urgencia de difundir plataformas como SiSeVe y la Línea 100, además de visibilizar el rol de la Divindat, que ofrecen rutas efectivas para reportar delitos virtuales.
Como respuesta a esta problemática, la campaña Conectados 2025 ha implementado una serie de acciones educativas. Además de la encuesta, se han desarrollado talleres, webinars, ferias y materiales gráficos como cómics e infografías, e incluso un videojuego, todos diseñados para enseñar a navegar de forma segura.
Finalmente, el estudio expone contradicciones en los hogares. Aunque el 86% de los padres reconoce el peligro de compartir imágenes de sus hijos, un 40% lo hace sin consultarles.
Esto recalca un mensaje crucial: fomentar una cultura digital responsable comienza en casa y se refuerza en la escuela.