Pedro Castillo tiene claro sus objetivo político, de dinamitar la economía nacional; como en el pasado Sendero Luminoso puso en marcha su accionar terrorista con la intención de tomar el poder e imponer una dictadura maoísta en el Perú.
El actual gobierno logra sobrevivir políticamente, más allá de las investigaciones impulsadas por el Ministerio Público, que comprometen directamente al jefe de Estado y a su entorno familiar; por que existe una actitud timorata y complicidad de un número indeterminado de congresistas abyectos al Ejecutivo y de otra parte por el respaldo de las llamadas bancadas oficialistas.
Pedro Castillo no pretende ser un estadista o un líder político que genere confianza en los inversionistas extranjeros o nacionales. Su participación en la Asamblea General de las Naciones Unidas será irrelevante, como también su asistencia a foros y conferencias que forman parte de su agenda oficial en los Estados Unidos.
Los cargos contra el presidente Castillo son graves, no en vano hace pocos días se ha realizado por mandato judicial un nuevo allanamiento de Palacio de Gobierno; sin embargo por otro lado el Poder Judicial no resolvió oportunamente el pedido del Ministerio Público, que hubiera decretado el impedimento de salida del país, de la Primera Dama Lilia Paredes.
La «pareja presidencial» seguramente seguirá la suerte del ex presidente Ollanta Humala y Nadine Heredia. En un contexto en el que América Latina, pierde presencia en un escenario internacional afectado por la invasión de Rusia a Ucrania y por los signos de una creciente inflación; el Perú no encuentra la senda del crecimiento económico y la reducción de la pobreza.
El Ministerio Público da señales de autonomía, respecto al poder político, superando la obsecuencia de la ex Fiscal de la Nación Zoraída Ávalos o la discreta complicidad del ex Fiscal Pablo Sánchez. Durante el nefasto gobierno de Martín Vizcarra, tanto el Ministerio Público como el Tribunal Constitucional respaldaron de una manera vergonzosa los despropósitos de un presidente que desde su paso por el Gobierno Regional de Moquegua estuvo incurso en la comisión de graves ilícitos penales.
Pedro Castillo tiene el apoyo de incondicionales y cortesanos, que compiten por hacer méritos, sin importarles la reputación moral o las limitaciones académicas del presidente. En el actual Congreso, se han multiplicado los grupos parlamentarios, en el caso de Perú Libre y Juntos por el Perú sus escisiones responden a estrategías políticas muy bien calculadas; mientras que en otros casos la aparente discrepancia al interior de las bancadas, responde a la falta de disciplina y lealtad partidaria sobre todo.
Sin partidos políticos con ideario e historia, la política se torna impredecible y abyecta. En la historia nacional durante décadas el aprismo fue proscrito y declarado ilegal; nada de ello ocurrió con Pedro Castillo y Perú Libre en el último proceso electoral. En las elecciones generales del 2021, la O.E.A no tuvo el más mínimo interés en realizar una Auditoría Internacional, como tampoco el gobierno de Francisco Sagasti se negó a solicitar el concurso de auditores internacionales.
Pedro Castillo ganó con algo más de cuarenta mil votos de diferencia; sin mayoría en el Congreso, en el corto plazo aspira a la sobrevivencia política, dejando para otra coyuntura iniciativas como la convocatoria a una Asamblea Constituyente. Recientemente los resultados del Plebiscito Constitucional en Chile, han representado un duro revés para el gobierno de Gabriel Boric, pero a la par un mal paso para el gobierno de Pedro Castillo; que estoy seguro hubiera hecho suya la victoria del Apruebo.
El socialismo del siglo XXI, más allá de los matices, coordina su accionar y tiene claro sus objetivos políticos reñidos con la libertad. Si en Chile, la nueva generación pretende evocar la fallida experiencia de la Unidad Popular y Salvador Allende, impulsada entre 1970 y 1973; hoy en el Perú la extrema izquierda que nunca deslindó con Sendero Luminoso y el MRTA, no cesará en su propósito de imponer un proyecto político autoritario.
El gobierno comete tropelías, asalta el erario nacional sin escrúpulos; pero a la vez insiste en someter a la Policía Nacional y controlar las Fuerzas Armadas. El frente externo del gobierno peruano se fortalece, al gozar del respaldo de presidentes como López Obrador, Gustavo Petro, Nicolás Maduro, entre otros; más aún es claro que el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla tienen en Pedro Castillo un aliado.
Asimismo el Secretario General de la O.E.A (Luis Almagro) está dispuesto a expresar su confianza en el gobierno peruano; como lo ha hecho más de una vez.
Considero que la elección de José Williams como Presidente del Congreso será neutralizada, apoyándose en una comunidad internacional que oscila entre la aparente indiferencia y el respaldo explícito a un gobierno signado por la corrupción y la ineptitud.
El retorno de César Landa al Ministerio de Relaciones Exteriores, así como la reposición de los Embajadores Rodríguez Cuadros en Naciones Unidas y Haroldt Forsyth en la Organización de Estados Américanos; son la más cabal demostración de cómo el gobierno hace política; sin importarle mellar la dignidad de las personas.
Pedro Castillo no está solo, tiene el asesoramiento de servicios de inteligencia foráneos y en el caso que no pueda afrontar los cargos del Ministerio Público; no dudará en victimizarse y solicitar asilo a gobiernos de países como México, Bolivia o incluso Argentina.
Más aún la libertad, de la que hoy goza Antauro Humala responde a un plan político; con miras a retomar el poder, si es que ocurrierá una abrupta salida política y se convocarán a nuevas elecciones.
No olvidemos cómo en el 2019, el MAS luego del exilio de Evo Morales y García Linera, en México y posteriormente en Argentina; lograron volver al gobierno a través de Luis Arce. Seamos claros, la lucha no puede cesar, debe ser ideológica y librarse en toda América Latina.