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lunes, 12 mayo, 2025
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¿Cómo se elige al nuevo Papa?

El sucesor del Papa Francisco, después de 12 años de pontificado, posiblemente se conozca el próximo mes de mayo y será el Santo Padre número 267 desde San Pedro.

El proceso de elección del nuevo Vicario de Cristo consiste en una votación secreta en la que participan los cardenales de la Iglesia católica y que se convoca cuando el anterior papa fallece o renuncia. La reunión, que se desarrola en la capilla Sixtina del Vaticano, se conoce con nombre de cónclave, del latín cum clavis, por la tradición de hacerla bajo llave.

Esta junta reúne a los cardenales de todo el mundo para seleccionar a quien será el nuevo obispo de Roma, permanecerán completamente aislados del exterior y deberán hacer un juramento para mantener en secreto lo que ocurra en el cónclave, antes de comenzar las votaciones, que pueden durar días.

Cabe recordar, que siglos atrás el papa se podía escoger por aclamación o por compromiso, pero en la actualidad se rige por la Constitución Apostólica de 1996 Universi Dominici Gregi aprobada por Juan Pablo II, el predecesor de Benedicto XVI, que fijó el número máximo de cardenales que pueden votar en 120, cifra que nunca se ha superado. Aunque en la actualidad hay 135 electores, se asume que todos podrán votar. 

Asimismo, Juan Pablo II estableció que los cardenales electores se alojarán en la Residencia de Santa Marta, en el Vaticano, hasta el fin de las votaciones. En 2007 se restauró la mayoría necesaria de dos tercios para garantizar un amplio consenso y evitar que un bloque apoye a un candidato durante los suficientes días de votaciones irresolutas hasta que el método cambiara a una mayoría simple, el 50% más uno, como había decretado Juan Pablo II.

La votación se realiza mediante escrutinio, con hasta cuatro votaciones diarias —dos por la mañana y dos por la tarde— hasta que se consigue el apoyo suficiente para alguno de los candidatos.

Los cardenales se encierran para el cónclave y hasta que uno de ellos no salga escogido, las instalaciones en las que duermen, comen y votan están estrictamente controladas para mantenerlos al margen de cualquier contacto externo.

Mientras dura el escrutinio, los prelados queman los papeles de la votación. Esto expulsa al exterior una fumata negra o blanca que anuncia una votación fallida o la elección de un candidato que ha alcanzado los dos tercios necesarios. Una vez que el recién escogido acepta el cargo, el cardenal más antiguo de la orden diaconal anuncia la noticia: Habemus papam.

La deliberación más larga fue en 1268 y duró casi tres años. Desde entonces, se estableció el enclaustramiento de los cardenales para acelerar el proceso. 

El nuevo Papa aparecerá en el balcón central de la Basílica de San Pedro y saludará a los fieles, dará su primera bendición “Urbi et Orbi” al mundo e iniciará su pontificado.

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