Durante la homilía de la misa de inicio de pontificado, el papa León XIV planteó la necesidad de una Iglesia unida contra el odio del mundo moderno y un modelo económico que «margina» a los pobres y «explota» a la Tierra.
«Hermanos y hermanas, quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado», expresó.
Emplazó al mundo a que, «con humildad y alegría, miren a Cristo» y que se acerquen a Él. «Fui elegido sin tener ningún mérito», expresó en otro momento.
Ante más de 150 delegaciones de países de todo el mundo, León XIV planteó que la iglesia tienda la mano a un mundo marcado por los conflictos y la violencia.
«En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres», señaló.
El pontífice además dijo: «Nosotros queremos ser, dentro de esta masa, una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad. Nosotros queremos decirle al mundo, con humildad y alegría: ¡miren a Cristo! ¡Acérquense a Él! ¡Acojan su Palabra que ilumina y consuela!».
