En una carta dirigida al presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, el mandatario estadounidense Donald Trump anunció un arancel del 50% sobre todas las importaciones brasileñas a partir del 1 de agosto, una medida que ya ha provocado turbulencias en los mercados y amenaza con escalar hacia una guerra comercial de largo aliento entre dos de las mayores economías del continente.
A diferencia de anteriores anuncios arancelarios de Trump —que también apuntaron a Japón, Corea del Sur y Sudáfrica— el mensaje enviado a Brasil estuvo cargado de acusaciones políticas, exigencias diplomáticas y una defensa explícita a su aliado, el expresidente Jair Bolsonaro.
“¡Es una caza de brujas que debe terminar inmediatamente!”, escribió Trump, en referencia al juicio que enfrenta el exmandatario brasileño por su presunto intento de golpe de Estado en 2022.
Trump justificó la imposición del nuevo arancel por “los continuos ataques de Brasil a las elecciones libres” y a “la libertad de expresión de los estadounidenses”, aludiendo directamente a la decisión del juez Alexandre de Moraes —del Supremo Tribunal Federal— de suspender plataformas como Rumble por negarse a bloquear contenidos vinculados a la desinformación.
También acusó al gobierno de Lula de “censura secreta e ilegal” contra empresas tecnológicas de EE.UU., y ordenó abrir una investigación comercial inmediata contra Brasil.
En paralelo, volvió a defender a Bolsonaro —inhabilitado políticamente hasta 2030 e investigado por coordinar un plan para impedir la asunción de Lula— y calificó su proceso judicial como “una vergüenza internacional”.
El presidente brasileño reaccionó enérgicamente: “Brasil es un país soberano con instituciones independientes que no aceptará ser controlado por nadie”, escribió en X.