Nuevas negociaciones podrían posponer nuevamente la implementación de los aranceles.
El presidente Donald Trump pospuso este lunes la tregua arancelaria para sus socios comerciales, del 9 de julio al 1 de agosto. Sin embargo, ya fijó los nuevos aranceles que tendrán que pagar algunos países como Japón y Corea del Sur a partir de esa fecha.
En declaraciones a la prensa en la Casa Blanca, Trump se mostró abierto a extender nuevamente la entrada en vigor de estos aranceles, anunciados por primera vez en abril, siempre que los países muestren disposición a negociar. «Diría que son firmes, pero no al 100%. Si nos llaman y, por ejemplo, quieren hacer algo diferente, estaremos abiertos a ello», explicó el presidente.
Por lo pronto, la extensión del plazo se materializó en una orden ejecutiva. Según la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, esta medida busca dar tiempo a Washington para negociar acuerdos favorables con cada país. La Unión Europea, como bloque, se encontraba entre los que verían aumentados sus aranceles esta misma semana.
Retrasar la fecha al 1 de agosto no es, según se afirmó, un reconocimiento de la dificultad de las negociaciones hasta ahora —que solo han logrado concretar acuerdos con China, el Reino Unido y Vietnam—, sino una señal de que esta Administración «quiere lo mejor para el trabajador estadounidense y desea los mejores acuerdos posibles».
Trump precisó en su decreto que la decisión se toma considerando el estado actual de las conversaciones, las recomendaciones de funcionarios de alto nivel y la información adicional recibida.
Aranceles del 25% al 40%
El anuncio de la prórroga llegó el mismo día en que Washington comenzó a enviar misivas a algunos de sus socios con los nuevos aranceles que contempla aplicar a partir de agosto, a menos que estos eliminen sus gravámenes y barreras comerciales.
Los dos primeros en recibirlas fueron Japón y Corea del Sur. Las importaciones de bienes desde estos países pasarán a pagar un 25% en Estados Unidos. Este porcentaje no cambia para Corea del Sur respecto a lo anunciado en abril, y en el caso de Japón sube un punto.
Otra docena de países se vio afectada con nuevos gravámenes unilaterales debido a la falta de avance en las negociaciones: Birmania y Laos con un 40%; Camboya y Tailandia con un 36%; Serbia y Bangladesh con un 35%; Indonesia con un 32%; Sudáfrica y Bosnia y Herzegovina con un 30%; y Túnez, Kazajistán y Malasia con un 25%.
Indonesia, Tailandia y Sudáfrica no experimentaron cambios respecto a lo adelantado en abril. El porcentaje de Malasia subió un punto, mientras que el de Camboya se redujo 13, el de Laos ocho, el de Bosnia y Herzegovina seis, el de Birmania cuatro, y el de Túnez se rebajó tres. Los demás países vieron una reducción de dos puntos.
En las cartas enviadas a los líderes de cada uno de esos países, y que, en un ejercicio de transparencia, se difundieron en la red social de Trump, Truth Social, se les advierte que, si desean abrir su mercado a Estados Unidos y eliminar sus aranceles y barreras comerciales, Washington considerará «tal vez» un ajuste a dichas cifras.
«Estos aranceles podrían ser modificados, al alza o a la baja, dependiendo de nuestra relación con su país. Usted nunca quedará decepcionado con Estados Unidos», apuntó el magnate neoyorquino en esos textos que siguieron el mismo esquema.
Así, Washington recalcó en sus cartas que, si estas naciones incrementan sus propios aranceles sobre los bienes estadounidenses, se les sumará ese porcentaje al que se acaba de anunciar. También se recordó que ninguno de estos aranceles modifica los contemplados por sectores, como los del 50% para el acero y el aluminio.
Los bienes que pasen por un tercer país para evadir un gravamen más elevado quedarán sujetos a la cifra más alta.
La Casa Blanca rechazó que los cambios en las decisiones presidenciales resten credibilidad a su palabra.
Los presidentes de esos países, según Leavitt, «se tomarán las cartas en serio porque se han tomado al presidente en serio», y esa es la razón por la que el teléfono de Trump, a su juicio, «no para de sonar con líderes mundiales suplicándole llegar a un acuerdo».
Para el presidente, los aranceles adelantados ya «son necesarios» para corregir años de políticas y barreras arancelarias que han provocado a Estados Unidos un déficit comercial en sus respectivos intercambios.
El mandatario incidió además en que no se imponen aranceles sobre las compañías que deciden fabricar sus productos en Estados Unidos, y en esa línea se recalcó que se hará todo lo posible para otorgar las autorizaciones pertinentes a las empresas que den ese paso.