Una serie de inundaciones repentinas provocadas por lluvias intensas ha dejado al menos 89 personas fallecidas en Texas, entre ellas 27 menores de edad. La emergencia ha golpeado con especial dureza a la zona del río Guadalupe, cuyo caudal se elevó casi ocho metros en menos de una hora, arrasando viviendas, vehículos y campamentos instalados por el feriado del 4 de julio.
Uno de los puntos más afectados es el campamento Camp Mystic, un centro cristiano para niñas ubicado cerca de Kerrville. El vicegobernador de Texas, Dan Patrick, confirmó que muchas de las niñas aún no localizadas tienen menos de 12 años.
“El río subió 26 pies en apenas 45 minutos. Fue una inundación destructiva”, declaró Patrick, quien también aclaró que varios padres ya han sido notificados sobre el paradero seguro de sus hijas, aunque otros permanecen incomunicados debido a la pérdida de señal.
El campamento, con casi 100 años de antigüedad, quedó severamente dañado: sin electricidad, agua ni acceso por carretera. Las imágenes muestran colchones, peluches y objetos personales cubiertos de barro, testigos del impacto del desborde.
Las autoridades han declarado el estado de emergencia en varios condados, mientras que el sheriff del condado de Kerr, Larry L. Leitha, aseguró que las tareas de búsqueda no cesarán hasta encontrar a todas las personas desaparecidas. A su vez, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, confirmó la llegada de apoyo federal.
El presidente Donald Trump calificó la situación como “terrible” y anunció asistencia adicional. Por su parte, el senador Ted Cruz afirmó que la administración está comprometida a brindar “todo lo que Texas necesita”.
Entre las historias personales, Rachel Reed, madre de una de las niñas, relató a la BBC que miembros de su iglesia y del distrito escolar figuran entre las víctimas. Otros, como la familia Rojas, encontraron su vivienda completamente destruida, con algunos integrantes aún sin ser hallados.
La magnitud de la tragedia ha generado cuestionamientos sobre la falta de sistemas de alerta temprana. El juez del condado de Kerr, Rob Kelly, sostuvo que no hubo forma de anticipar la intensidad del fenómeno: “Nadie sabía que algo así podía ocurrir”.
Con decenas de desaparecidos y zonas aún incomunicadas, la tragedia de Texas recuerda lo vulnerables que siguen siendo muchas comunidades frente a eventos climáticos extremos.