- Ante el aumento de casos de violencia en las escuelas, se aplicó esta estrategia en la provincia de Grau, Apurímac.
- Galardonada como «Buena Práctica de Gestión», la estrategia ha beneficiado a 2,000 alumnos en 20 escuelas.
Más de 2,000 estudiantes de 20 escuelas en la provincia de Grau, Apurímac, ahora disfrutan de entornos de estudio más seguros gracias a una estrategia integral contra la violencia escolar. Esta iniciativa ha sido reconocida a nivel nacional en el Concurso de Buenas Prácticas de Gestión Educativa.
La práctica, titulada “Ayllunchiskunapi huñulla ama awqanakuspa, yachaykunata qispichisunchik: Familia, escuela y comunidad unidos por una educación de paz y libre de violencia”, fue premiada en la categoría de fortalecimiento de la gestión escolar y educación técnico-productiva.
Esta iniciativa se implementó como respuesta al aumento de la violencia contra niños y adolescentes en la provincia, donde se registraba un 5.7% de incidentes, muchos de los cuales no eran reportados ni atendidos.
Para abordar este problema, se diseñó una estrategia que incluyó:
- Fortalecer los sistemas de reporte y monitoreo de casos de violencia.
- Sensibilizar a familias y comunidades sobre los efectos de la violencia.
- Crear alianzas multisectoriales para asegurar una acción conjunta y sostenida.
Entre las medidas específicas, se implementó el seguimiento individualizado de cada caso, la coordinación con las escuelas para acciones de prevención y acompañamiento, y la supervisión de las medidas de protección para los estudiantes. También se estableció un proceso para asegurar que los casos se reporten de forma adecuada y se les dé seguimiento constante, en colaboración con servicios especializados.
Como resultado, la estrategia ha beneficiado directamente a 2,043 estudiantes. Además, 67 alumnos presentaron propuestas de prevención a las autoridades locales, y 18 escuelas ahora son monitoreadas con protocolos de convivencia activos. La municipalidad provincial incluso aprobó una ordenanza para crear una red de prevención y protección para la niñez y la adolescencia.
El éxito de esta práctica ha sido destacado como un ejemplo a seguir para otras regiones del país, con el objetivo de convertir estas experiencias en políticas sostenibles a nivel nacional.