El gobierno de Pedro Castillo en el ejercicio del poder, está demostrando con creces que no tiene el más minimo interés en reactivar la economía y sentar las bases del crecimiento económico, que haga posible la reducción progresiva de la pobreza y el fortalecimiento de las clases medias emergentes en nuestro país.
Perú Libre como partido de gobierno, no ha cedido en sus objetivos políticos y en la convocatoria a una Asamblea Constituyente, más allá de la aparente falta de disciplina y unidad que afronta el grupo parlamentario, al que han renunciado recientemente algunos congresistas.
Los grupos parlamentaros, no se apoyan en partidos políticos institucionalizados, en los que la lealtad a principios y valores sea el eje de su accionar político. La izquierda comunista o marxista leninista en nuestro país, se caracterizó siempre por las escisiones, divisiones, liderazgos múltiples; desde los años sesenta, cuando el maoísmo como corriente ideológica se enfrentó al viejo partido moscovita liderado por Jorge Del Prado. La llamada Izquierda Unida, liderada en los años ochenta por Alfonso Barrantes, trató de emular a la Unidad Popular de Chile, que en 1970 llevó a la presidencia a Salvador Allende.
En el Perú, la llamada Izquierda Unida tuvo una breve existencia y desde los años noventa, los partidos, movimientos o frentes de izquierda, han tenido múltiples identidades, liderazgos nacionales y regionales. Perú Libre no busca la unidad de la izquierda marxista en todas sus acepciones; por el contrario aspira a la toma de poder, el control de las fuerzas armadas y la policia nacional; pretende limitar la autonomía del Ministerio Público y el Poder Judicial; siendo evidente que tanto Pedro Castillo y Vladimir Cerrón forman parte de un proyecto político autoritario.
El gobierno de Pedro Castillo logró superar la crisis política derivada de la moción de vacancia presidencial; sin embargo considero que el gobierno afronta una crisis política permanente, signada por la mala gestión, la corrupción y por una creciente desaprobación presidencial.
Pedro Castillo no es un estadista, sus limitaciones son manifiestas, no es capaz de conducirse con probidad, austeridad y se mantiene alejado de la prensa nacional o extranjera. Como candidato presidencial trató de presentarse como maestro rural, campesino, rondero y hombre forjado en la lucha sindical; sin embargo el país está comprobando como el gobierno se autodestruye a diario, poniendo de relieve que los ministros y funcionarios de primer nivel carecen de la experiencia y solvencia profesional necesarias para afrontar las tareas de gobierno.
Perú Libre forma parte del Foro de Sao Paulo y del Grupo de Puebla, el gobierno peruano forma parte del llamado «socialismo del siglo XXI». Los lazos de Pedro Castillo con el Movadef (brazo político de Sendero Luminoso) son evidentes, siendo claro como a propósito de la moción de vacancia presidencial, el propio presidente Castillo buscó apoyo por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador de México.
El presidente mexicano ha tratado de expresar su preocupación por el gobierno de Pedro Castillo, reconociendo que su gobierno envió una misión de alto nivel a Lima, para dar soporte técnico al gobierno peruano en materia de programas sociales y reducción de la pobreza. México tradicionalmente impulsó la llamada «Doctrina Estrada», proclamando el principio de no intervención; incluso el presidente López Obrador de manera contundente se negó a opinar y calificar, a los gobiernos de Nicolás Maduro o Daniel Ortega, cuando ha sido requerido por la prensa internacional.
El gobierno de México, presidido por López Obrador en organismos como la O.E.A. no ha sido capaz de condenar a las dictaduras de La Habana, Managua o Caracas en foros internacionales; se ha esmerado en relanzar la CELAC hace pocas semanas (que fuera creada por Hugo Chávez) y por cierto no dudo en otorgarle asilo a Evo Morales en el 2019. López O brador se formó políticamente en el Partido Revolucionario Institucional- PRI, habla de la «cuarta transformación», expresa un discurso crítico respecto a la Conquista española, supuestamente antimperialista y marcadanente populista y demagógico. Pedro Castillo necesita aliados como López Obrador o Evo Morales; el gobierno debe explicar los alcances de la cooperación técnica prestada por el gobierno mexicano; así como el Ministro de Relaciones Exteriores debe dar cuenta de lo tratado por los presidentes Arce de Bolivia y Pedro Castillo del Perú.
En los últimos días, se realizó un encuentro político del ALBA y estoy seguro que si el Congreso de la República hubiera aprobado dar trámite a la moción de vacancia presidencial, seguramente el gobierno peruano hubiera activado las alarmas internacionales, como prueba de que el Perú forma parte de un proyecto político de alcance regional y continental. La moción de censura contra la presidenta del Congreso, que fue rechazada ampliamente, tuvo sustento en el accionar político de la representación de Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados de España; lo que hace ver que la confrontación política e ideológica debe darse en el plano nacional e internacional. Los principios y valores por la libertad deben prevalecer, frente a la amenaza totalitaria, que se cierne sobre el Perú y América Latina.
Pedro Castillo deshonra al Perú, se ha propuesto dinamitar la economía nacional; alentando la violencia en contra de la mineria formal, siendo claro que desde la presidencia del Consejo de Ministros se han puesto en marcha acciones deliberadamente opuestas a la inversión minera. No nos engañemos el accionar violentista del Movadef, la injerencia política de Evo Morales y López Obrador, el fortalecimiento de la economía cocalera y la ávidez por el enriquecimiento en el ejercicio del poder; son en líneas generales algunos rasgos de un gobierno incapaz y corrupto.