Más que días de fe: La historia de una extensa tradición declarada Patrimonio Cultural de la Nación
El culto al Señor de Muruhuay, una de las devociones más arraigadas en los Andes centrales peruanos, tiene como epicentro una conmovedora imagen de Cristo crucificado pintada sobre una roca. Su aparición, hace aproximadamente dos siglos, desató una fervorosa fe que cada año atrae a miles de peregrinos, tanto nacionales como extranjeros.
¿Dónde y cuándo se celebra esta festividad?
La vibrante Festividad del Señor de Muruhuay se despliega en el pintoresco poblado de Muruhuay, perteneciente al distrito de Acobamba, en la provincia de Tarma, región Junín. Su santuario, erigido junto al cerro Shalacoto, resguarda la milagrosa imagen aparecida en la quebrada Tranca.
¿Por qué es considerada una de las fiestas más prolongadas del calendario jubilar peruano?
Aunque los días centrales de la celebración se concentran del 1 al 3 de mayo, la festividad se extiende a lo largo de todo el mes e incluso hasta junio. Esta singular duración se debe a la activa participación de numerosas mayordomías, las cuales organizan de manera independiente sus propias actividades en Acobamba. Tras los días centrales, replican la secuencia de misas, procesiones acompañadas de música y danzas, el paso sobre elaboradas alfombras florales y bajo las distintivas cúpulas.
Actualmente, la Festividad del Señor de Muruhuay abarca hasta el tercer domingo de junio, sumando un total de 45 días de celebración, lo que la convierte en una de las expresiones religiosas cristianas más extensas del Perú. Cada mayordomía diseña su propio programa de actividades, que luego la Municipalidad de Muruhuay integra en un plan festivo general. Se estima que durante este extenso periodo se celebran alrededor de 400 misas, además de bautizos y matrimonios que buscan la bendición del Señor de Muruhuay. La devoción a esta imagen ha trascendido las fronteras peruanas, dando origen a hermandades en el extranjero que también rinden homenaje al Cristo crucificado.
¿Cuándo y por qué fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación?
La magnitud de la convocatoria y el rico despliegue de tradiciones que caracterizan esta festividad merecieron su declaración como Patrimonio Cultural de la Nación el 25 de abril de 2017, por el Ministerio de Cultura.
La Resolución Viceministerial N° 067-2017-VMPCIC-MC del Viceministerio de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales fundamenta esta distinción en el hecho de que la Festividad del Señor de Muruhuay constituye «una expresión masiva de la fe cristiana cuya aparición coincide con el nacimiento de la vida republicana en nuestro país». Se la reconoce como una de las festividades religiosas más importantes y duraderas de la sierra central, por la armoniosa convergencia de elementos como las artísticas alfombras de flores, las singulares cúpulas y una representativa muestra de las danzas más emblemáticas de la región Junín.
¿Cómo se celebra esta festividad emblemática?
La celebración del Señor de Muruhuay es un crisol de fe, tradición y arte popular. Aunque el núcleo de la fiesta se desarrolla en mayo, algunas actividades preparatorias, como la simbólica recolección de leña para los banquetes, se realizan con antelación.
La festividad se articula en tres momentos clave:
- La víspera: Durante la mañana, el mayordomo ofrece el «cumplido», una ofrenda de panes, dulces y chicha de jora a quien ha sido elegido como su sucesor para la organización de la fiesta del año siguiente. También se confeccionan las coloridas alfombras florales y se organizan las comparsas de músicos y danzantes que rendirán tributo al Señor de Muruhuay.
- El día central: Se caracteriza por solemnes misas y la emotiva procesión de la imagen del Señor de Muruhuay por las calles adornadas.
- El despacho: Marca el cierre de las actividades centrales, aunque las celebraciones de las diversas mayordomías continúan extendiendo la festividad.
La danza desempeña un rol protagónico, con una extensa variedad de bailes tradicionales que se presentan en la explanada del templo a la salida de las misas y luego acompañan las procesiones en forma de pasacalle. Entre las danzas más representativas de la región Junín que engalanan la festividad se encuentran la Chonguinada, la Tunantada, el Jaracolito, la Arpahuanca, la Huancadanza, la Quiulladanza, el Huaylarsh, los Shapish, La Morenada, el Anti de Huaricolca, los Negritos Huaniquillanos y los Chunchos de Paccha.
Un lugar especial merece la Chonguinada, declarada Patrimonio Cultural de la Nación en 2022. Esta danza, con su vistosa representación de los caballeros españoles de Chongos Bajo y su coreografía que evoca los bailes de salón del siglo XVIII, es interpretada por numerosas comparsas provenientes de diversas provincias de Junín e incluso de otras regiones. La comparsa incluye a los «chutos» o siervos indígenas, que contrastan con la elegancia de los «chonguinos», así como a personajes como el caporal y el abre campo.
La procesión del Señor de Muruhuay se distingue por la belleza efímera de las alfombras florales, intrincadas creaciones artísticas que aprovechan la diversidad de flores de la región. Otro elemento distintivo son las cúpulas, estructuras en forma de media naranja, originalmente asociadas a la Semana Santa, bajo las cuales la procesión se detiene para impartir la bendición a quienes las elaboraron. La espectacularidad de la fiesta se realza con la vibrante presencia de fuegos artificiales, siendo los de la víspera uno de los momentos más esperados.
Finalmente, la riqueza cultural de la festividad se manifiesta también en su gastronomía, con una variedad de platos típicos como la pachamanca, la patasca, el picante de cuy y el puchero, acompañados de diversos tipos de panes y la tradicional chicha de jora.