Por Gianmarco Azabache Vargas, analista en política gubernamental e internacional
Resultados y participación electoral
El domingo 29 de junio de 2025, Chile celebró sus elecciones primarias presidenciales en el marco de la coalición oficialista «Unidad por Chile». La ganadora fue Jeannette Jara, candidata del Partido Comunista de Chile (PCCh), quien obtuvo el 60,57 % de los votos válidos, equivalente a más de 592 mil sufragios, superando ampliamente a Carolina Tohá (27,6 %), Gonzalo Winter (8,9 %) y Jaime Mulet (2,8 %), de acuerdo con los resultados entregados por el Servicio Electoral de Chile (Servel).
A pesar de lo categórico del resultado, la participación fue menor a la esperada. Votaron poco menos de un millón de personas, lo que representa entre el 9 y el 10 % del padrón electoral nacional. Esta baja asistencia se ha interpretado como una señal de desconexión entre la ciudadanía y las estructuras partidarias, además de un posible desinterés hacia los liderazgos actuales. Sin embargo, los analistas también reconocen que se trataba de una primaria no obligatoria y con la participación de un solo bloque.
Un Partido Comunista institucionalizado y pragmático
Lejos de la imagen histórica de rigidez doctrinaria, el PC chileno ha transitado en los últimos años hacia una posición más pragmática e institucional. La candidatura de Jeannette Jara simboliza esta transición: exministra del Trabajo del gobierno de Gabriel Boric, Jara encabezó reformas populares como la Ley de 40 horas laborales, la Ley Karin contra el acoso laboral, y el incremento sostenido del salario mínimo.
Durante su campaña, Jara evitó referencias ideológicas clásicas y centró su discurso en gobernabilidad, derechos sociales, trabajo digno, paridad y seguridad. En entrevistas recientes (El País, 27/06/2025), marcó distancia con regímenes autoritarios y reafirmó su compromiso con la democracia pluralista. Su victoria se atribuye tanto a su perfil técnico como a su carisma, pero también a una estrategia de su partido por posicionar figuras renovadas y con experiencia de gestión.
La centroizquierda en crisis
La derrota de Carolina Tohá, representante del Socialismo Democrático y ministra del Interior, ha sido interpretada como un nuevo golpe para la centroizquierda tradicional. Pese a su experiencia y su base política, no logró articular un mensaje que conectara con los votantes. Voces como la del analista Carlos Peña (columna en El Mercurio) han destacado que la elección no fue ganada por una ideología, sino por una candidatura que supo comunicar cercanía, convicción y eficacia.
Tohá reconoció la derrota con un mensaje de unidad y responsabilidad, destacando la necesidad de que el bloque oficialista se mantenga cohesionado de cara a la elección presidencial de noviembre. No obstante, el resultado evidencia la necesidad urgente de la centroizquierda por redefinir su propuesta, su discurso y su representación frente a una ciudadanía cambiante.
Reacción de la derecha: expectativa, crítica y oportunidad
El bloque de derecha y centroderecha, que no participó en estas primarias, observó el proceso con expectativa. Figuras como José Antonio Kast (Partido Republicano) y Evelyn Matthei (UDI) se han pronunciado críticamente sobre la baja participación, interpretándola como evidencia del desgaste del gobierno y de su desconexión con el país real. Kast, en particular, calificó los resultados como «la confirmación de que el oficialismo representa cada vez a menos personas».
Encuestas recientes proyectan a Kast como el favorito en primera vuelta, seguido por Jara, Matthei y Franco Parisi. Ante este escenario, la derecha buscará capitalizar la fragmentación del oficialismo y el temor a una supuesta radicalización ideológica. No obstante, también se enfrenta al desafío de lograr una candidatura unitaria y una agenda programática común.
Boric: neutralidad en la forma, articulación en el fondo
El presidente Gabriel Boric mantuvo una postura neutra durante el proceso, pero una vez conocidos los resultados, ha asumido un rol de articulador dentro del bloque oficialista. Declaró que «la victoria de Jeannette Jara fortalece la democracia interna y nos convoca a todos a mirar hacia adelante con unidad y responsabilidad».
Desde La Moneda se trabaja en consolidar un mensaje de unidad, intentando evitar fricciones entre el PC y los partidos del Socialismo Democrático. Boric, consciente de la polarización política, busca reposicionar al gobierno como garante de estabilidad institucional, incluso cuando el oficialismo se encamina a una elección en condiciones más desfavorables que en 2021.
Nuevos equilibrios, viejos dilemas
La victoria del Partido Comunista no significa, necesariamente, un giro hacia el radicalismo. Tampoco puede leerse como un respaldo pleno de la ciudadanía a una agenda comunista. Más bien, revela la capacidad del PC de leer el momento político y proyectar figuras renovadas con credibilidad en la gestión, así como la aún existente disciplina de su militancia a la hora del sufragio. Sin embargo, este nuevo posicionamiento también implica dilemas: equilibrar la narrativa histórica del partido con los requerimientos de una campaña presidencial que exija amplitud, acuerdos y gobernabilidad.
Conclusión: ¿el tablero político se reordena?
La victoria de Jeannette Jara introduce un nuevo elemento en la ecuación presidencial chilena. El oficialismo logra una candidatura ordenada, pero no sin tensiones internas ni desafíos de legitimidad social. La derecha, con ventaja en las encuestas, enfrenta el reto de no sobreinterpretar la abstención como voto asegurado. Y la centroizquierda, lejos de su mejor momento, debe repensarse o correr el riesgo de perder influencia.
La elección de noviembre se presenta como un punto de inflexión: no solo para los partidos, sino para la definición del tipo de liderazgo y modelo de desarrollo que Chile busca para la próxima década. Mientras tanto, el país asiste a una campaña donde las ideologías tradicionales ceden espacio a las trayectorias personales, la credibilidad gestora y la capacidad de sintonizar con una ciudadanía cada vez más crítica, de mayo acceso a la información y exigente en lo puntual de su interés.