La astrofísica ha dedicado esfuerzos considerables a desentrañar el misterio de la formación y distribución de metales pesados en el universo. Un reciente estudio, publicado en la prestigiosa revista The Astrophysical Journal Letters, arroja nueva luz sobre el origen cósmico de este valioso metal, basándose en datos de telescopios de la NASA y la ESA (Agencia Espacial Europea) con hasta 20 años de antigüedad.
«Esta es una pregunta fundamental sobre el origen de la materia compleja en el universo», explica Anirudh Patel, estudiante doctoral de la Universidad de Columbia. «Un rompecabezas fascinante que finalmente podría estar resolviéndose».
La investigación liderada por Patel ha encontrado evidencia clave en las erupciones de estrellas de neutrones, también conocidas como magnétares o magnetoestrellas, objetos celestes con campos magnéticos increíblemente potentes. El equipo estima que estas erupciones colosales fueron las responsables de la creación del primer oro y contribuyeron con aproximadamente el 10% de los elementos más pesados que el hierro en nuestra galaxia.
El crisol cósmico: estrellas de neutrones
La formación del oro, según este estudio, se inicia en el corazón de las estrellas de neutrones, los núcleos ultradensos que sobreviven a la explosión de una estrella masiva. En eventos raros, los magnétares experimentan erupciones masivas de radiación al fracturarse su corteza. En estas condiciones extremas, los átomos capturan neutrones a gran velocidad, desencadenando múltiples desintegraciones que los transforman en elementos pesados como el oro y el uranio.
Para confirmar este hallazgo, los científicos analizaron datos complementarios de otras misiones de la NASA, como RHESSI y el satélite Wind, que observaron la misma erupción gigante, fortaleciendo la teoría del origen del oro en estos eventos cósmicos.
La NASA busca profundizar en estos misterios y planea lanzar en 2027 la misión Compton Spectrometer and Imager (COSI), un avanzado telescopio espacial de rayos gamma. COSI permitirá identificar con mayor precisión los elementos creados en fenómenos como las erupciones de magnétares, abriendo nuevas ventanas para comprender la génesis de los materiales pesados que nos rodean.
«Es asombroso pensar que algunos de los elementos que componen mi teléfono o mi computadora portátil se forjaron en explosiones cósmicas extremas a lo largo de la historia de nuestra galaxia», reflexiona Patel.