El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, celebró este jueves la entrada en vigor de una nueva ola de aranceles que impactará a diversas economías del mundo a partir del 1 de agosto. El mandatario aseguró que estas medidas están “haciendo a Estados Unidos grande y rico de nuevo”, en alusión a su conocido lema “Make America Great Again”.
Los nuevos aranceles incluyen un gravamen general del 15 % a las importaciones provenientes de la Unión Europea, tras un acuerdo sellado entre Trump y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el pasado 27 de julio en Escocia. Esta decisión evitó la aplicación de aranceles del 30 % inicialmente planteados por la administración estadounidense.
Además, Trump firmó una orden ejecutiva que impone un arancel del 50 % a las importaciones de cobre y sus derivados, con algunas excepciones como los cátodos exportados por países como Chile. A ello se suma un arancel del 50 % a Brasil, que viene acompañado de nuevas sanciones al Supremo brasileño en respuesta al juicio que enfrenta el expresidente Jair Bolsonaro. También se aplicará un 25 % de arancel a India, país al que Trump acusó de mantener tarifas comerciales “excesivamente elevadas”
Trump no solo celebró la entrada en vigor de estas medidas, sino que arremetió contra gobiernos y figuras políticas anteriores:
«Los aranceles están haciendo a Estados Unidos GRANDE y RICO de nuevo. Se usaron con éxito contra EE. UU. durante décadas y, junto con políticos realmente estúpidos, patéticos y corruptos, están teniendo un impacto devastador en el futuro, e incluso en la supervivencia, de nuestro país», señaló.
También afirmó que “la situación ha cambiado por completo” y que su administración ha logrado revertir décadas de desventaja comercial:
“Hace un año, Estados Unidos era un país muerto. Ahora es el país hottest del mundo”.
A pesar de las alertas de economistas y analistas, que advierten sobre un posible encarecimiento de bienes y la escalada de tensiones comerciales globales, Trump insiste en que los aranceles benefician directamente a la economía estadounidense, especialmente a los trabajadores. “Si nuestro país no hubiera podido protegerse usando aranceles contra aranceles, estaríamos muertos”.
Con estas acciones, el presidente consolida su estrategia de nacionalismo económico propuesta durante su campaña presidencial.