Las dos hijas del reconocido físico peruano José Luis Solís Véliz demuestran su amor por la ciencia al estudiar Biología.
Ser padre e investigador tienen mucho en común, y la historia de José Luis Solís Véliz, destacado físico y docente de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), es prueba de ello. Para él, la dedicación a un tema de investigación es tan apasionante como criar a un hijo: siempre con amor, cuidado y paciencia. Junto a su esposa, la doctora Mónica Gómez, también investigadora de la UNI, han formado una familia donde la ciencia es un pilar fundamental. Sus dos hijas han seguido sus pasos, eligiendo la Biología como camino.
Un innovador con impacto real
El doctor José Luis Solís Véliz es profesor principal en la UNI y director del Centro de Energías Renovables. Su trabajo se enfoca en la investigación y desarrollo de nuevos materiales con propiedades funcionales para la industria y la salud.
Durante la pandemia de COVID-19, se hizo conocido por liderar el desarrollo de textiles funcionalizados con óxido de cobre, conocidos por sus propiedades antimicrobianas. Este proyecto incluso escaló con el apoyo de una empresa. El año pasado, su equipo también desarrolló y culminó textiles con óxido de zinc y protección ultravioleta.

Actualmente, el doctor Solís Véliz colabora con la industria nacional en el desarrollo de fibras acrílicas antimicrobianas de larga duración. «En colaboración con la empresa Sudamericana de Fibras, estamos trabajando en la encapsulación de nanopartículas en la propia estructura de las fibras acrílicas durante su fabricación. El objetivo es que la fibra tenga propiedades antimicrobianas inherentes y una gran duración», explica el físico. El proyecto se encuentra en fase de laboratorio con resultados preliminares prometedores y se busca escalar la producción a nivel de planta.
Su investigación más reciente explora el desarrollo de cuero con nanopartículas de óxido de zinc con propiedades fungicidas. La meta es crear calzado que prevenga el crecimiento de hongos y el mal olor, especialmente en zapatos cerrados.
Equilibrio entre la ciencia y la familia
Cada proyecto de investigación demanda tiempo y dedicación, algo que el doctor Solís conoce bien. Como muchos profesionales, enfrenta el desafío de equilibrar su vida laboral con la familiar.
Conoció a la doctora Mónica Gómez en la UNI, y desde entonces, la ciencia ha sido el hilo conductor de su relación. «La ciencia es algo fundamental en la familia», afirma Solís Véliz. Sus dos hijas, de 19 y 22 años, estudian Biología en la Universidad Nacional Agraria La Molina. El doctor Solís recuerda que él y su esposa siempre se han repartido las responsabilidades del hogar, especialmente cuando sus hijas eran pequeñas y después del doctorado de Mónica, quien incluso renunció a su trabajo por un tiempo para dedicarse a la crianza.
«A pesar de llevar el trabajo a casa en ocasiones, siempre buscamos momentos de unión familiar para no absorbernos tanto», señala Solís Véliz.
Del sacrificio a las oportunidades: La evolución de la investigación en Perú
El físico de la UNI también recuerda los difíciles inicios de su carrera como investigador. «Cuando terminé el doctorado en Física, fue una etapa bastante crítica para hacer ciencia, con sueldos muy bajos. Tuve que realizar otras actividades; recuerdo que mi primer sueldo en la universidad fue de $100. Menos mal fue antes de ser papá, porque hubiera sido imposible mantener una familia con ese sueldo», rememora Solís Véliz.
En setiembre de 2001, poco después del nacimiento de su primera hija, viajó a Estados Unidos para realizar su posdoctorado. «Fuimos los tres, logré tener un buen sueldo allá y luego regresé a Perú porque se abrió una plaza en el IPEN, donde trabajé por 10 años», cuenta el investigador.
Solís Véliz reconoce que, en los últimos 10 años, ha habido mejoras significativas para los investigadores peruanos, gracias a los cambios en la Ley Universitaria y el fomento de la carrera del investigador. «Esto ha llevado a un aumento significativo en los fondos para proyectos, y también hay un bono que da el Ministerio de Educación a investigadores calificados, lo que permite una dedicación plena a la universidad y la investigación», explica.
A pesar de estas mejoras, aún hay desafíos. Los jóvenes investigadores todavía deben enfrentar sacrificios y se necesita crear más oportunidades. «Es necesario que las universidades privadas también aumenten su componente de investigación, no solo de docencia, para generar más oportunidades laborales. Además, esperamos que los programas de doctorado —como el actual que impulsa Concytec— que ofrecen subvenciones considerables, continúen impulsando la investigación y el desarrollo del país», comenta Solís Véliz.
Finalmente, su mensaje para quienes deciden seguir el camino de las ciencias es claro: «No todo es el dinero; lo más importante es que te sientas contento y que tengas lo necesario para vivir, pero que te guste», concluye el físico peruano.
Conoció a la doctora Mónica Gómez en la UNI, y desde entonces, la ciencia ha sido el hilo conductor de su relación. «La ciencia es algo fundamental en la familia», afirma Solís Véliz. Sus dos hijas, de 19 y 22 años, estudian Biología en la Universidad Nacional Agraria La Molina. El doctor Solís recuerda que él y su esposa siempre se han repartido las responsabilidades del hogar, especialmente cuando sus hijas eran pequeñas y después del doctorado de Mónica, quien incluso renunció a su trabajo por un tiempo para dedicarse a la crianza.
«A pesar de llevar el trabajo a casa en ocasiones, siempre buscamos momentos de unión familiar para no absorbernos tanto», señala Solís Véliz.