Este domingo 17 de agosto, el Perú celebra el Día del Niño, una fecha para recordar la importancia de proteger y garantizar los derechos de la infancia. Sin embargo, las cifras revelan una realidad preocupante: más de 1,2 millones de niñas, niños y adolescentes, es decir, el 25,8% de la población entre 5 y 17 años, realiza algún tipo de trabajo. La tasa nacional casi triplica el promedio latinoamericano (6%) y supera ampliamente el global (9,6%), según la OIT.
El trabajo infantil adopta distintas formas. En zonas urbanas, el 17% de menores participa en actividades como ventas en la calle, labores en negocios familiares o empleos informales. En el ámbito rural, la proporción supera el 50%, en su mayoría vinculada a la agricultura familiar. Aunque estas tareas a veces se perciben como parte de la vida comunitaria, sus consecuencias son graves: mayor ausentismo escolar, bajo rendimiento y riesgo de abandono de estudios, especialmente durante las temporadas agrícolas.
El impacto no se limita a la educación. De acuerdo con el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, el 39,5% de menores que trabajan ha sufrido problemas de salud relacionados con su actividad, como lesiones por carga pesada o exposición a sustancias peligrosas. Estos riesgos se suman a la falta de tiempo para el juego y la recreación, aspectos esenciales para un desarrollo saludable.
Frente a este panorama, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) ha reforzado acciones de protección. En lo que va del 2025, la Línea ANNA 1810 —servicio gratuito y confidencial para reportar casos de riesgo— ha atendido 1.929 situaciones que afectaban a niñas, niños y adolescentes.
La celebración del Día del Niño es también una oportunidad para reflexionar sobre los retos pendientes. Erradicar el trabajo infantil y garantizar que cada niño y niña crezca con educación, salud y protección integral sigue siendo un compromiso urgente para la sociedad peruana.
