En cada despertar de otoño, el deporte rey alcanza el éxtasis, la fascinación de los hinchas alrededor del globo. Es La Champions League en su máxima expresión, la competición más preciada para los protagonistas y aficionados. En la presente temporada, se esparcen los comentarios tras la eliminación del Real Madrid, un club que posee quince copas en sus brazos. Con un plantel de ensueño, como nos tiene acostumbrados, los merengues sucumben ante un Arsenal que le jugó dos partidos casi perfectos en la defensiva. Es que siempre se les va a pedir más copas a los blancos y no damos lugar a meditar que también son propensos a mendigar en estos líos. «Me extrañó mucho que se ponga en causa a un entrenador con el valor de Ancelotti. Me parece súper extraño que justo después del partido de ‘Champions’ la única pregunta era sobre el futuro del entrenador, una persona que ha ganado todo lo que ha ganado y que demuestra su valía como entrenador cada año. «En el fútbol no se puede ganar siempre». Declara Luis Figo, ante los medios que especulan despotricadas.
Para las semifinales nos topamos con un PSG vs. Arsenal y Barcelona vs. Inter de Milán, los cuales lucharán en cada pelota por un pasaje hacia la gran final en el Allianz Arena de Múnich. Ni el actual campeón (Real Madrid) ni los anfitriones (Bayern de Múnich) aterrizaron al final de la saga. Si bien es cierto, a los madrileños les pasó factura no reforzar primordialmente los laterales; contaron con un ataque demoledor, pero eso no basta en el fútbol. “Con reacia defensa se ganan campeonatos”. Es saludable para los ojos observar equipos “nuevos” en esta instancia, como Barcelona, que no besa “la orejona” desde hace diez años. El Inter lleva 15 lustros sin levantarla, desde aquella épica en el 2010, bajo el mando de José Mourinho. En tal ocasión ganó el triplete, que incluía la Serie A, la Copa de Italia y la Liga de Campeones de la UEFA. “the gunners” y “los parisinos” jamás la tocaron, la cual los ubica en una prometedora coincidencia para acariciarla: “cada vez que la final se juega en Múnich hay un nuevo campeón”.
Dejemos de lado las coincidencias, los números, la historia y seamos realistas. Barcelona cuenta con una joven plantilla, con jugadores enchufados en lo que desea Hansi Flick, y van por todo en este lustre. No los pueden parar desde que arribó el técnico alemán. Con un juego vistoso, triangulaciones a cada momento, velocidad por el perímetro y lo principal: temperamento y creérsela que son los mejores. Para estas humildes líneas, ellos se la “arrebatarán”: La Champions y otra copa más. Sólo queda aguardar qué proponen los demás actores, pero que el final de la película lucirá excepcional es de seguro, incluso para un “vanidoso”, el cual sólo se tiñe de la farándula o TV basura.
En otra copa, este sábado se disputa la final de La Copa del Rey, entre los “compadres”: Real Madrid vs. Barcelona. Los de Ancelotti se encuentran dolidos por el desplante de “su copa”, La Champions; para tal match saldrán a vivir o morir. Valverde, el pulmón blanco, con una pegada de ensueño, será el capitán sin brazalete. Se espera, además, el “deschave” de Mbappé y la generosidad de Vinícius. Como mencioné anteriormente, “es el Barcelona” que se ubica en el otro bando, dispuesto a liquidar la estrategia de “los reyes de Europa”. Al fin y al cabo, el fútbol es el que triunfa; ¿acaso no se le puede perdonar otro tropiezo a los de Valdebebas? ¿O es que ellos deben levantar cada copa que se encuentre en su sendero? ¡Centro al área y tú tienes el balón!
