Restauración de tierras y adaptación climática: la apuesta de Perú para sus territorios más afectados.
Perú ha aprobado un Plan de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación, la Degradación de Tierras y la Sequía al 2030. Esta estrategia fundamental establece directrices y acciones concretas para restaurar tierras degradadas y fortalecer la resiliencia climática en las zonas más afectadas por estos fenómenos.
El plan tiene como metas principales neutralizar la degradación de tierras, frenar el avance de la desertificación, mejorar la capacidad de adaptación ante la sequía y reforzar la gobernanza ambiental de forma coordinada. Esta herramienta de gestión integra lineamientos estratégicos previos y promueve medidas de adaptación tanto en entidades públicas como privadas.
Un problema silencioso que afecta a millones
Expertos en el tema ambiental señalan que este plan permitirá canalizar recursos y esfuerzos para enfrentar un problema que, aunque silencioso, impacta profundamente la seguridad alimentaria, la biodiversidad y el bienestar de millones de peruanos. La implementación de esta iniciativa requiere la participación activa de gobiernos regionales y locales, comunidades campesinas, el sector privado, la cooperación internacional y la sociedad civil, para impulsar soluciones integrales con un enfoque territorial y de derechos.
Entre las acciones específicas que contempla el plan se destacan la actualización de las metas nacionales de Neutralidad en la Degradación de Tierras (NDT), el fortalecimiento de las capacidades institucionales para enfrentar sequías desde los niveles subnacionales, la promoción de prácticas sostenibles de manejo de suelos y recuperación de ecosistemas, y el impulso de alianzas territoriales como el Programa Atacama Desert. Este último coordina esfuerzos para abordar los desafíos de los ecosistemas desérticos en países andinos, con el respaldo de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación.
Restaurar la tierra, restaurar oportunidades
«El Plan es una herramienta dinámica que refleja la urgencia de actuar de manera coordinada para enfrentar los efectos del cambio climático en nuestro territorio», se ha enfatizado. «Restaurar la tierra es también restaurar las oportunidades de vida para nuestras comunidades más vulnerables».
La elaboración de este plan se basó en un proceso participativo que incluyó aportes de diversos sectores y de la ciudadanía durante la fase de consulta pública, en línea con la normativa de transparencia ambiental. Además, responde a los compromisos internacionales que el país ha asumido en el marco de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación.