El Lobby LGTBI vs la identidad nacional del Perú
Por Mariella Bianchi
El 28 de junio último, fuimos testigos de una abierta campaña mediática y judicial a favor del lobby lgtbi con sus comparsas: la ideología de género y el wokismo, importados de agendas extranjeras que pretenden destruir nuestra cultura, como sistema de principios y valores que nos identifican como nación; es decir, nuestra identidad nacional y personal. Varios medios de prensa, en lugar de celebrar el “Día Nacional del Ceviche”, plato gastronómico emblemático del cual sí nos debemos sentir orgullosos como peruanos, porque es parte de nuestra identidad nacional, se prestaron para “festejar el orgullo lgtbi”, y nos preguntamos: ¿de qué orgullo hablan?, ¿es acaso motivo de orgullo, tener disforia de género y no aceptar el sexo biológico con el cual naciste?, ¿es motivo de orgullo identificarse con las más de cien desviaciones de género, de acuerdo a cómo una persona se sienta o auto perciba cuando comienza el día?, ¿auto percibirse como mujer siendo hombre o como hombre siendo mujer es motivo de celebración y justifica que se marche por las calles frente a niños y jóvenes como si estuvieran invitándolos a formar parte de su “lucha”?. Lejos de ser un lobby, aquí hablamos de un movimiento político con agenda propia, que usa al victimismo como base de su propaganda mediática y que pretende que sus miembros accedan a la arena política, tal como lo ha manifestado públicamente Susel Paredes.
Los hombres que se auto perciben como mujeres, no son ninguna víctima, sino no existiría un Sergio Cava que ahora se hace llamar Fiorella, que el 07 de diciembre del 2019, me pegó en el frontis de la iglesia católica del Parque Kennedy, solo porque me escuchó comentar que él era un hombre y no una mujer. Eso motivó que me atacara por la espalda y me diera un fuerte golpe en la cabeza, expresando con gritos que: “él no era un hombre”. Ese día, yo fui una mujer maltratada por un hombre en la vía pública mientras que venían las feministas pro aborto a pretender atacar a la iglesia católica, hacerle pintas, destruirla e incluso defecar públicamente frente a ella, como ya lo habían hecho semanas atrás en Chile y Argentina. Las feministas que dicen defender a las mujeres no me defendieron, guardaron silencio absoluto y en un mismo día comprobé la hipocresía de estos grupos políticos neo marxistas, por un lado los hombres que se auto perciben como mujeres, no son víctimas de nadie e incluso pueden ser agresivos y violentos como sucedió en mi caso, y por otro lado, las feministas no defienden a todas las mujeres, solo defienden a las mujeres de izquierda que levantan su bandera pro aborto, de odio al hombre, de destrucción de la identidad femenina como las nuevas “macho alfa” y de la identidad masculina, con las “nuevas masculinidades”, que no es otra cosa que el intento de feminizar al hombre. Recordemos el bochornoso espectáculo de Gloria Montenegro, la Ex Ministra de la Mujer, poniéndoles mandilitos rosados a miembros de nuestro Ejército Peruano.
Para terminar la agenda, el Poder Judicial que ha sucumbido infestado de jueces ideologizados, publicó el 28 de junio, comunicados señalando que la discriminación por causa de la orientación sexual era un delito. Asimismo, la jueza de la Corte Suprema: Elvira Álvarez Olazábal, publicó un video donde señalaba que estábamos en el mes del orgullo, que había que sensibilizarse con las trans masculinidades, que estábamos obligados a cumplir lo dispuesto por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en un cuadernillo sobre los nuevos derechos de la “comunidad lgtbiq”.
Ante este escenario, a los peruanos patriotas nos corresponde identificar este y otras amenazas a nuestra identidad nacional, dando la batalla cultural de manera frontal y comprometida, porque está en juego la mente de nuestros hijos, la cultura peruana, así como el presente y el futuro de nuestra nación.