“Un país sin rumbo”… Por Octavio Huachani Sánchez

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Otra vez los peruanos nos encontramos en la disyuntiva de escoger el mal menor.

¿A quién escogería usted: a los congresistas fujimoristas y apristas o el Presidente Martín Vizcarra?

Para la gran mayoría es necesario que el mandatario cierre el Congreso y convoque a nuevas elecciones. Razones para el cierre hay muchas.

Para otros, hasta ahora Martín Vizcarra no da la talla de un estadista. Hay muchas, demasiadas, cosas dejadas de hacer y  otras desatendidas. Lo que ha acrecentado el descontento hacia el presidente.

Y de ello dan fe las recientes encuestas que muestran una baja en la aceptación presidencial sobre todo en las regiones del norte y sur del país.

Para algunos analistas ya se acabó la luna de miel, para otros, Martín Vizcarra no supo aprovechar la indignación popular contra los abusos y prepotencias de los congresistas fujimoristas y apristas que se tradujo en los resultados del Referéndum y que le valió el respaldo masivo del pueblo.

Pero ahora, lamentablemente esa magia inicial ya no existe. Pedir ahora que el Congreso cierre sus puertas, no tiene el efecto anterior.

Para muchos, su próximo mensaje a la Nación sonará a más de lo mismo, aun cuando existan proyectos importantes para el desarrollo del país. Los peruanos de a pie, aquellos que viven el día a día solo aceptan resultados. Resultados que por ahora el Ejecutivo no puede exhibir porque han dedicado sus esfuerzos y tiempo a  enfrentarse con el Congreso.

El desplome de la aceptación presidencial se debe a que el presidente no es consciente de que un plan anticorrupción no funciona sin estrategia o que el gobierno tiene que estar al servicio de la sociedad y con resultados concretos en materia de salud, educación, seguridad y transporte y por supuesto con más empleo y menos pobreza.

Los asaltos y robos son el pan de cada día para los noticieros matutinos y el desempleo afecta más a los jóvenes que no logran conseguir trabajo porque no hay inversión. ¿Qué el ministro del interior que no detiene esta ola delincuencial que azota a todos los peruanos? ¿Qué hace el ministerio de trabajo que no promociona empleos?

¿Solo la minería salvará al Perú?

Al parecer esa es la premisa que guía a este gobierno. Oponerse al la minería es oponerse al progreso y al desarrollo del país. La minería genera empleo, construye carreteras y escuelas y hasta hospitales, arguyen los defensores de la minería.

Esto es relativamente cierto. Las carreteras que construyen es para que circulen sus camiones transportando los minerales. Los empleos directos son mínimos porque todas las empresas mineras trabajan con Services que les proveen de trabajadores, y maquinarias. Eso es lo usual. No hay hospitales sino pequeñas postas médicas a cargo de un enfermero o un medico practicante.

El otro lado de la moneda

Para muestra basta un botón. El pasado 10 julio, en San Pedro de Coris, Huancavelica, más de 67 mil 400 metros cúbicos de relave se desprendieron de su zona de tratamiento afectando un área considerable de las zonas agrícolas hasta llegar el río Mantaro. El hecho, ocurrido en la Unidad Minera Cobriza de la empresa Doe Run y habría ocurrido por la falta de mantenimiento de los pozos que contienen estos residuos mineros que son altamente contaminantes.

Según el informe del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), el derrame también afectó al taller de mantenimiento de la unidad minera y la subestación eléctrica Cobriza II, dejando sin luz a todo el pueblo.

Lo peor de todo…

Sin duda el fujimorismo actual supera lo imaginable. Si acaso creíamos haber visto todo con los fujimoristas anteriores, nos equivocamos.

Hay un irrespeto total. Sin embargo hay que señalar que con espíritu democrático agreden a todos por igual. Ver a Rosa Bartra arengando a los llamados fujitrolls para que ataquen a quienes se atrevan a opinar en contra o criticarlos, hizo que Martha Chávez luciera como una cenicienta de buenos modales.

Ver como a través del chat “La Botica” Milagros Salazar diga que el Presidente Vizcarra es un mal nacido nos hizo extrañar a una Carmen Lozada que a su lado luciría candorosa y amable.

Saber que Úrsula Letona defiende a grandes empresarios pesqueros pero se opone a la venta de medicamentos genéricos que aliviaría la economía de los más pobres nos hizo recordar a doña Luisa María Cuculiza quien desde el ministerio de la Mujer si se preocupó por las pobres del país.

Sin duda Bartra, Letona y Salazar solo siguen el libreto escrito por su lideresa, cuyo autoritarismo no dejó lugar a dudas cuando decidió suspender a su propio hermano.

Un proyecto de ley presentado por el Ejecutivo en junio pasado obligaría a las farmacias a tener hasta 40 tipos de medicamentos genéricos.

Esto significaría que más personas tendrían acceso a medicinas más baratas y, sobre todo, disponibles en los establecimientos públicos, pero también en las boticas y farmacias privadas.

Esta iniciativa estaba siendo incluida en un dictamen que la Comisión de Salud del Congreso ya tenía aprobada y que, por lo tanto, buscaba que se agende “lo más pronto” en el Pleno. No fue así. A la fecha no se agenda.

Días después, el pasado 2 de julio, la congresista fujimorista Alejandra Aramayo, respaldada por sus colegas de bancada, enviaron una carta al presidente Martín Vizcarra solicitando conformar una mesa técnica donde se pueda discutir y debatir los efectos del proyecto que presentó el Ejecutivo (Ley N° 4494/2018-PE).

Argumentaba que “la disponibilidad de bioequivalentes (mal llamados genéricos) en nuestras farmacias implica un esfuerzo enorme por modernizar la gestión de los recursos humanos, económicos y logísticos que hoy existen”.