Piñeiro: “Debemos buscar entendimientos y participar en la gobernabilidad”

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Clase política tiene que trabajar por promover la justicia, afirma

El presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, monseñor Salvador Piñeiro, sostuvo que la clase política tiene la gran responsabilidad de apostar por los entendimientos y participar en la gobernabilidad.

En una entrevista, publicada en el diario oficial El Peruano, refirió que el ejercicio de la política tiene que servir para “preocuparnos por la comunidad y los hermanos”.

–¿Cuál es el mensaje o frase del Papa Francisco que más lo impactó en esta visita al Perú?

–Cuando dijo: Los jóvenes caminan, pero los viejos conocemos el camino. Cómo tenemos que aportar las generaciones, las ilusiones, los sueños y también los programas, las exigencias; cómo nos invitó a la unidad. En toda la visita, en sus gestos, la gran ilusión de él es la unidad. Por eso, el lema que propusimos los obispos calzó muy bien: Unidos por la esperanza.

Muchas cosas nos dividen en el Perú: la geografía, las economías, las ideologías, pero cómo nos une la fe en Jesús. Y esa fe en Jesús se manifiesta en la comunidad, en la comunión, en la preocupación por el desvalido, el pobre y el necesitado.

–¿Cómo cuidar esa esperanza y permanecer unidos en estos tiempos de polarización en ciertos aspectos de la vida política del país?

–Yo estoy muy preocupado. Hay acontecimientos que nos han llevado a una hora crucial de división, enfrentamientos y este no es el carácter del peruano. Hay que buscar entendimientos y trabajar con más prudencia, con más serenidad, escucharnos y participar en la gobernabilidad. Es una gran responsabilidad. El papa nos exhorta.

Algunos piensan que la política es deshonesta, que no sirve para nada; al contrario, es preocuparnos por la comunidad y los hermanos. Los que llevamos impreso en el corazón valores cristianos tenemos mayor exigencia. La justicia, la paz, el perdón y el procurar la solidaridad son los signos que están en el evangelio.

–En Trujillo, el Sumo Pontífice condenó el sicariato y la inseguridad, llamó a la reflexión y a tomar cartas en este asunto, ¿cuál es la preocupación del Episcopado en este sentido?

–[El Papa] como en cada sitio nos ha recordado alguna hora difícil de nuestra patria. El feminicidio, la violencia, la droga y la trata de personas son temas dolorosos, pero tenemos que asumirlos y buscar solución, trabajar para que encontremos caminos de paz, de prosperidad.

–¿Qué nos falta a los peruanos para encontrar las soluciones a nuestros problemas?

–Hemos caído en el sistema moderno del individualismo. Me importa poco el otro. El papa nos dice el otro es tu hermano. Hoy día nos encerramos, nos enrejamos, no se habla de la común unidad, sino de la comodidad, dónde saco este beneficio, esta prebenda. En la esencia del cristianismo está la misión, el trabajo por los demás, la preocupación porque los otros son mis hermanos.

El Papa es un hombre apasionado por el evangelio de la vida, de la familia, de la paz y por eso nos exhorta constantemente a luchar contra el individualismo. No podemos seguir con estos egoísmos, tenemos que brindar ese rostro, esa palabra amiga, ese gesto fraterno, esa preocupación por lo que el mundo margina, porque no produce.

A mí me ha enternecido cuando me contaban que estaba tomando desayuno y le avisan que una ambulancia ha traído un enfermo, interrumpe el desayuno y va a saludar al enfermo. Debemos preocuparnos, existe mucho dolor, hay que consolar al mundo.

–¿Es muy difícil llegar a la unidad, monseñor Piñeiro?

–Sí, porque el demonio existe y es el que nos divide. El diablo, en su voz, es el que desune, el que rompe la unidad y por eso aparece la difamación, la mentira, el odio, la violencia. Tenemos que ser constructores de la unidad.

Es bonito el evangelio de Jesús: Serás bienaventurado, dichoso, feliz, si trabajas por la paz, si llevas el consuelo. Por eso, si escuchamos el evangelio aparece el pecado de omisión, las cosas que dejemos de hacer por nuestra actitud egoísta, individualista. Es una llamada a un cristianismo más auténtico, más coherente.

–¿Cuál es el sentir del Episcopado sobre las palabras del Papa que incidió también en luchar contra la corrupción?

–Qué pena que el sueño de Bolívar, la unidad de nuestros pueblos, sea manchado por Odebrecht. La corrupción cunde en todos nuestros pueblos latinoamericanos. Por eso tenemos que trabajar por promover la justicia, por ser muy honestos. A mí me gustan mucho las palabras del padre de la República, Faustino Sánchez Carrión: Respetemos a las instituciones y tengamos una vida honesta, sin buscar las cosas superfluas. Qué bonito testamento de los que hicieron la República, luchar por la unidad y trabajar con sencillez, con humildad.

–¿Qué hacer para que los jóvenes de nuestro país sean verdaderamente el presente del Perú?

– Yo pienso que son los que han escuchado muy atentos el mensaje del Papa, especialmente en la plaza de Armas. Ha sido una respuesta ver 30,000 jóvenes y otros más en Trujillo poniéndose la camiseta amarilla, siendo los voluntarios del papa, trabajando y ayudando a los demás, preparándose para ese servicio.

Es de gran consuelo ver esta multitud de jóvenes que ha dicho sí a la llamada de la Iglesia y al seguimiento de Jesús como quiere el Papa.

Uno de los grandes desafíos del Estado, y en lo que nos comprometemos a ayudar como Iglesia, es la educación. Me da tristeza cuando veo en nuestros Andes poca escolaridad, jóvenes que dejan el campo, vienen a la ciudad y no pueden seguir sus estudios. Por eso, estos programas de formación juvenil y de becas, hay que robustecerlos y trabajarlos más.

El tema educativo es fundamental y en eso la Iglesia es experta. Podemos ofrecer nuestra colaboración para capacitar a los jóvenes en los valores humanos, en la peruanidad y en una cultura humanística.

“Tenemos una responsabilidad en cuidar nuestra Selva”

–¿Qué debemos hacer el Estado y la población en esta tarea de preservar la Selva, como nos ha hecho reflexionar Francisco?

–Ha sido una gran campanada, porque hay que ser honestos: estamos de espaldas a la Selva. Nos parece tan distante, tan difícil, con recursos maravillosos, pero también muchas veces depredados.

La primera llamada es que tenemos una responsabilidad. El 60% de nuestra geografía es amazónica. Nosotros aportamos el 13% a la cuenca amazónica. Entonces, hay una responsabilidad muy grande y a esos nativos que son peruanos hay que ayudarlos, respetarlos en sus tradiciones, darles sólida formación. La Iglesia respeta mucho el tema de la minería y ojalá se cumplan los estándares que piden las instituciones internacionales, pero también hay que cuidar de que esto no se haga de manera informal, que se explote a los niños, a las mujeres. Siempre los indefensos son los más golpeados por los poderosos.

–¿Se puede hablar de una nueva etapa en la Iglesia de nuestro país tras la visita del Papa?

–Va a ser un hito, como fue cuando vino San Juan Pablo II. Era un antes y un después. Igual ahora con la venida del papa. El éxito –y agradezco a todos, especialmente a los medios de comunicación que nos ayudaron a calentar motores– ha sido la preparación. Hubo grupos de trabajo, con otros credos religiosos, con el Poder Judicial. Cuántos aportes recibimos que les hemos hecho llegar a la secretaría del santo padre. Hemos preparado en oración en el trabajo. Ahora, estos días de la visita han sido de gracia, de paz, estamos empapados y entonces ahora, con esta fuerza, con este dinamismo, tenemos que seguir trabajando. Todos estamos entusiasmados, vamos a ponerle mucha energía, mucho entusiasmo.

(Fuente: Andina)