“Memorias de un periodista”… Por Octavio Huachani Sánchez

0
1384

Fue una reunión no programada. Solo se dio. Yo había acudido a Hiraoka de San Miguel a preguntar por un Nebulizador y al salir de la tienda nos encontramos. ¿Qué haces por aquí? Preguntó. Le expliqué el motivo y luego acordamos ir a la cevichería de siempre.   Arribamos al local, nos sentamos en la mesa de siempre. Como si todo estuviera coordinado llegó el mozo de siempre portando un par de ceviches y, por supuesto, media res.

Al principio la conversa giró en torno a los amigos comunes, la mayoría colegas de La Prensa. Mientras el dialogo fluía me di cuenta que Eduardo ya no fumaba pero eso sí, que conservaba intacta esa su memoria prodigiosa que le permitió escribir memorables crónicas políticas que fueron conceptuadas como excelentes y que lo hizo merecedor de varios premios.

La tarde transcurría y la tertulia seguía animada. Entonces pedimos un piqueo para dos y una porción de canchita. Todo bien, todo pausado, hasta que tocamos el momento coyuntural que vive el país

¿Sabes? me dijo, nunca en mi vida he visto situación igual. Es decir corrupción siempre ha habido, pero tanta corrupción junta donde están implicados parlamentarios, jueces, empresarios, fiscales y policías, que actuaban coordinadamente como si fueran parte de una banda bien organizada buscando beneficios propios, nunca.

¿Beneficios políticos o económicos? Pregunté.

“Cuando no existe un equilibrio de poderes toda ley se quiebra y es arrasada por ese poder excesivo y muchas veces abusivo de quienes la ostentan. Indudablemente la finalidad económica es importante porque su accionar está orientado a obtener una gran cantidad de dinero. Esa es una característica innata que define a una organización criminal”, remarcó.

“En política podrán cambiar los actores pero las mañas quedan enfatizó”, agregó el viejo diarista.

El rugir de una moto con el escape abierto provoca un silencio. Entonces Eduardo hizo una pausa y luego de un buen sorbo de chilcano, prosiguió:  “La reciente difusión de los Chats entre los integrantes de “La Botica” donde Keiko Fujimori les ordena a sus legisladores aplaudir a Daniel Salaverry cuando este vaya a emitir su voto y además, da órdenes a Héctor Becerril y a Milagros Salazar para que se acerquen a los miembros de su bancada para decirles que no hagan arengas que solo aplaudan a los miembros de la mesa directiva que van a juramentar”, me hizo recordar a la “Carta de Sujeción” que firmaron generales y coroneles que fueron sometidos a tal grado que incluso firmaron varios compromisos respaldando no solo el autogolpe del 5 de abril si no también las violaciones a los derechos humanos que se dieron durante el gobierno de Alberto Fujimori”.

¿Y cuál es el papel del Apra?

Antes de responder me mira y sonríe “quieres que te haga la nota” me dice, reímos y previo trago, prosigue: “Hace poco los apristas presentaron un recurso de apelación al diseño de la cédula de votación con el objetivo de cambiar el orden de las preguntas del referéndum. Bueno, en 1961 sucedió algo similar. A un año de las elecciones se realizaron una serie de cambios en el Estatuto Electoral que incorporaba la boleta única y la cifra repartidora pero ante la férrea oposición de los congresistas Apristas, se desestimó”.

¿Y sobre este Congreso que jaquea al Ejecutivo?

“Esa abusiva actitud de la mayoría parlamentaria tampoco es novedad. El primer gobierno de Belaúnde Terry fue víctima de una atosigante oposición parlamentaria de parte de los legisladores apristas y odriístas que formaron una Coalición para dejar en minoría a los representantes del gobierno. Esa oposición bloqueó todos los intentos de reforma del gobierno y censuró a varios ministros. Una historia que hoy se repite”, remarcó.

Cuando la tarde cedía su espacio a la noche pedimos la cuenta y nos retiramos. No hubo despedida, tampoco fecha para otra reunión. Está, si la habría, solo se daría. Así era, así es Eduardo. Pero eso sí, cada reunión, cada conversa con él es, además de agradable, inolvidable.

Camino a casa comencé a rememorar lo conversado y apenas llegué a casa empecé a escribir la nota que acaban de leer.