Las intensas inundaciones y deslizamientos de tierra que azotan el sudeste asiático han provocado un marcado incremento en la cifra de víctimas mortales, con un saldo provisional que supera las 250 personas distribuidas entre Tailandia e Indonesia.
La región se enfrenta a una catástrofe humanitaria con ciudades anegadas, poblaciones aisladas y un aumento dramático en la emergencia, mientras que expertos señalan al cambio climático y al desarrollo irresponsable como factores que agravan la severidad de estos fenómenos estacionales.
El balance de las inundaciones en la región se disparó este viernes. En Tailandia, la cifra de fallecidos en las provincias del sur ascendió a 145, un aumento de casi el triple respecto al día anterior. Más de un centenar de estas muertes se registraron solo en la provincia de Songkhla.
En Indonesia, específicamente en la isla de Sumatra (oeste), las inundaciones y deslizamientos han dejado al menos 111 muertos y más de un centenar de desaparecidos. Otros países afectados incluyen a Malasia y Sri Lanka.
Las escenas de devastación se repiten en Indonesia, Malasia, Sri Lanka y Tailandia: ciudades bajo el agua, comunidades aisladas y múltiples deslizamientos de tierra causados por las lluvias torrenciales que han castigado a la región durante días.
Tailandia: Desborde y desalojo
El sur de Tailandia es la zona más castigada. En el distrito de Hat Yai, los habitantes se vieron obligados a buscar refugio en los techos de sus viviendas a la espera de ser rescatados. La magnitud de la tragedia se refleja en Songkhla, donde la morgue de un hospital se encuentra desbordada. «La morgue está desbordada, necesitamos más capacidad», declaró a los medios un responsable.
Los residentes han relatado la súbita y violenta crecida del agua. Kamban Wongpanya, de 67 años, recordó cómo «el agua alcanzó el techo del segundo piso» y tuvo que ser evacuado. De igual forma, el comerciante Chayaphol Promkleng vio cómo el nivel del agua pasaba de sus tobillos a la cintura en un día, forzándolo a huir.
La respuesta inicial a la emergencia fue objeto de críticas, llevando al gobierno a suspender al jefe del distrito de Hat Yai por su deficiencia en la gestión de la crisis.
Indonesia: Desaparecidos y accesos bloqueados
En Sumatra, la prioridad de las autoridades es la evacuación y asistencia a la población. «Esperamos que el tiempo mejore para enviar un helicóptero», explicó Ferry Walintukan, portavoz de la policía de Sumatra norte, ya que los accesos por carretera permanecen cortados. En Medan, un fotógrafo de los medios reportó que el agua le llegaba a la cadera.
Los testimonios personales reflejan la angustia, como el de Misniati, de 53 años, quien tuvo que luchar contra la corriente para reunirse con su esposo. «El agua ya me alcanzaba la cintura», relató a los medios tras pelear con la corriente hasta llegar a su casa con el agua al pecho.
Sri Lanka y Malasia: Esfuerzos de rescate
Más al oeste, en Sri Lanka, las autoridades han desplegado al ejército para asistir a las víctimas de las inundaciones y deslizamientos de tierra que han dejado 56 muertos y 21 desaparecidos. Entre las víctimas, 26 quedaron sepultadas vivas en deslizamientos en el distrito central de Badulla. Las fuertes precipitaciones continúan cayendo sobre la isla, con algunas regiones registrando hasta 360 milímetros de lluvia en 24 horas.
En Malasia, las inundaciones que devastaron amplias zonas del norte del estado de Perlis se cobraron la vida de dos personas.
Aunque los países del sudeste asiático son propensos a inundaciones y deslizamientos durante la temporada de lluvias (de noviembre a abril), las precipitaciones monzónicas de esta ocasión se vieron agravadas por una tormenta tropical que golpeó la región.
Expertos han vinculado la severidad de las tormentas con el cambio climático. El aumento de la temperatura oceánica amplifica la intensidad de estos fenómenos, favoreciendo la acumulación de humedad y resultando en lluvias torrenciales y crecidas súbitas.
Además del factor climático, Uli Arta Siagian, responsable de la ONG ambiental indonesia WALHI, señaló que el desarrollo excesivo en la región contribuye a los desastres. Siagian advirtió que la reducción de la cobertura forestal, reemplazada por monocultivos como la palma aceitera, «perderá la capacidad de regular el agua» del sistema ecológico.
