«Leyendas heroicas de la mitología griega» Por: José Luis Vargas Sifuentes

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Las historias de la mitología griega fueron el corazón y el alma de la gente de la antigua Grecia y cumplieron un papel muy importante en la determinación de cómo las personas vivían sus vidas. Los primeros cuentos escritos en la mitología griega en realidad fueron escritos mucho después de que las historias fueran contadas por primera vez.

Hasta hoy desempeñan un gran papel en el arte y la cultura contemporáneos, con Zeus, Poseidón, Hércules y muchos otros dioses y héroes famosos que aparecen en películas y libros, Los hombres y mujeres de estas historias son leyendas -no es necesario repetirlo-  y con ayuda de Todo-Mail, recordaremos seis increíbles aventuras que quizás ya hemos leído y conocemos, pero que nos permitirá entretenernos cada día.

Teseo y el minotauro

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Teseo y el Minotauro, Jardín de las Tullerías, París.

Teseo fue criado en los palacios de Trecén, un pequeño pueblo al suroeste de Atenas, por su madre Etra, hija de Piteo (que era el rey de Trecén). Cuando creció, se sintió cada vez más curioso acerca de la identidad de su padre y pronto descubrió que su madre, en el momento de su concepción, tenía dos pretendientes: Poseidón, dios del mar y hermano de Zeus, y el rey Egeo, rey de Atenas. Decidido a encontrar respuestas, se dirigió a Atenas, donde se encontraría con una serie de peligrosos enemigos a los que venció, entre ellos la hechicera Medea. De todas sus victorias, sin embargo, su mayor triunfo fue contra el rey Minos de Creta.

En un momento de tiranía y terror para la gente de Atenas, cada año se enviaba a Creta a 14 atenienses (7 hombres y 7 mujeres) para que fueran sacrificados al Minotauro (parte hombre y parte toro), como compensación por el asesinato de Androgeo, hijo del rey Minos. El Minotauro era un monstruo que residía en un laberinto debajo del palacio del rey Minos, que se creía que era la descendencia anómala de la esposa del rey, Pasífae, y un toro cretense. Ella no tenía ningún afecto particular por el ganado, sino que fue maldecida por un dios para enamorarse del toro como un castigo para el rey.

En el tercer año de los sacrificios, incapaz de soportar esta cruel práctica, Teseo se ofreció como voluntario para ser uno de los destinados al sacrificio enviados a Creta. Se dice que Ariadna, hija del rey Minos, se enamoró de Teseo a primera vista y aceptó ayudarlo a derrotar al Minotauro si aceptaba casarse con ella. Teseo estuvo de acuerdo y Ariadna, cumpliendo su parte del trato, le dio a Teseo un ovillo de hilo (según otras versiones, una diadema de oro forjada por Hefesto con el consejo de Dédalo, el creador del laberinto del Minotauro).

Como un rastro de migas de pan, Teseo usó el hilo para asegurarse de poder encontrar el camino de regreso mientras viajaba hacia el centro del laberinto. Allí encontró al Minotauro, y usando toda la fuerza que le quedaba venció a puñetazos a la bestia hambrienta de carne, y liberó a las dos naciones de Atenas y Creta. Regresó a Atenas, con Ariadna, y fue coronado rey.

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Templo de Teseo en Viena.

Las gestas heroicas de Teseo enseñan que se puede vencer a los monstruos más difíciles en los lugares más oscuros, siempre que encontremos el camino de retorno a casa.

Fuente: Todo-Mail