Esta mañana, trabajadores del Vaticano levantaron una chimenea en el tejado de la Capilla Sixtina, que se utilizará para quemar las papeletas del cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco.
Los trabajadores asentaron un tubo sobre las tejas de la cubierta de la Capilla Sixtina, conocida por sus frescos de Miguel Ángel.
La reunión secreta comienza el 7 de mayo, cuando los cardenales totalmente aislados utilicen la chimenea para comunicar al mundo que ya hay un nuevo pontífice.
El humo negro significará que no hay decisión y el blanco, conocido como «fumata blanca», anunciará que se ha elegido al papa número 267.
Se calcula que miles personas de todas partes del mundo lleguen hasta la plaza de San Pedro, mientras dure el cónclave para enterarse cómo avanza la votación secreta.
Se espera que unos 133 cardenales, cerca del 80% de ellos nombrados por Francisco, voten a su sucesor.
El cónclave se desarrolla a lo largo de tantas rondas de votación como sean necesarias hasta que un candidato obtiene una mayoría de dos tercios, lo que desencadena el humo blanco que indica al mundo que ha comenzado un nuevo papado.