Por Valeria Cavero
Santa Claus, Papá Noel, San Nicolás, el Viejito Pascuero: estos nombres se utilizan para identificar al mismo personaje. Se trata de un hombre mayor bondadoso, que cada Navidad se embarca en una importante misión: llevar regalos a los hogares de todo el mundo, asistido por su trineo mágico, tirado de nueve renos voladores. A continuación, presentamos los orígenes de este ícono del folclore festivo.
De acuerdo a National Geographic, Papá Noel (como se le conoce principalmente en Latinoamérica) ha sido “forjado a lo largo de los siglos por diversas culturas y religiones”. Historiadores coinciden en que se basó en la leyenda de San Nicolás de Bari, ubicada entre el siglo III y IV d.c. en la ciudad portuaria de Licia, en Turquía meridional. Se dice que Nicolás, procedente de una familia acaudalada, dejaba bolsas de dinero en las ventanas de los más necesitados, sin tomar reconocimiento por sus actos de caridad. Quedó registro de su generosidad en la ciudad portuaria de Myra, en la que ejerció como obispo y donde se erigió su tumba. Tras su muerte, en el año 346 d.c., se le declaró santo por clamor popular, antes de que la Iglesia Católica regularizara los procesos de canonización.
Según el portal English Heritage, se conocen algunas representaciones tempranas de Santa Claus en Inglaterra, como la mención a un “Señor Navidad” en un villancico del siglo XV, así como una figura del festival “Yule Ridings”, celebrado hasta 1572. En 1616, el dramaturgo Ben Jonson introdujo al personaje “Navidad” en una de sus “mascaradas”, obras teatrales con máscaras presentadas en la corte. La descripción de un anciano de barba larga y ropaje antiguo permaneció en el tiempo. Así se evidencia en el trabajo de caricaturistas del siglo XIX, como Kenny Meadows y Thomas Nast.
Este personaje no fue solo un producto cultural, sino también corporativo. Desde 1931, The Coca Cola Company ostenta uno de los mayores méritos en la historia de la publicidad, por crear la campaña que popularizó la caracterización que conocemos hoy: un traje de terciopelo rojo y blanco, acompañado de un singular sombrero. En la actualidad, para millones de hogares católicos y cristianos, una figura de Papá Noel resulta infaltable en su decoración navideña.
