Las comunidades de Junín y Cusco conservan abejas y ecosistemas con métodos ancestrales
En el corazón de la Amazonía peruana, el pueblo asháninka mantiene una profunda conexión con el bosque, fuente de su sustento y sabiduría. Entre sus tesoros naturales se encuentran las abejas nativas sin aguijón (Meliponas), que polinizan el 85% de la flora amazónica. Un equipo de investigadores se unió a las comunidades asháninka para explorar su Conocimiento Ecológico Tradicional (CET), revelando su papel fundamental en la regeneración del bosque y la sostenibilidad de la agricultura ancestral.
Las comunidades asháninka de Marontoari (Cusco) y Pichiquia (Junín) demuestran una maestría ecológica sobre las abejas sin aguijón, cuya importancia trasciende lo biológico, arraigándose en su cultura. Un reciente estudio científico documenta, por primera vez, cómo estas poblaciones indígenas gestionan de forma sostenible estas abejas y aprovechan su miel con fines medicinales, ofreciendo nuevas perspectivas para la conservación del bosque tropical.
Durante casi cuatro años, entre 2019 y 2022, siete familias meliponicultoras compartieron su invaluable saber sobre las especies más apreciadas: Melipona eburnea (“neronto” o “pitsi”) y Tetragonisca angustula (“shinkenka”). Su método de recolección de miel preserva los árboles y asegura la continuidad de las colonias de abejas.
La sofisticación del conocimiento asháninka se manifiesta en su capacidad para identificar al menos cuatro tipos de abejas melíferas y más de catorce especies de plantas que utilizan para anidar. La miel es un elemento central de su farmacopea tradicional, empleada en el tratamiento de diversas dolencias y potenciada al combinarse con plantas medicinales como la uña de gato (Uncaria tomentosa) y el matico (Piper aduncum).
Para validar este conocimiento ancestral, los científicos realizaron observaciones de campo, identificando las abejas por su morfología y la arquitectura de sus nidos, utilizando claves taxonómicas especializadas para la región.
La riqueza de este conocimiento se transmite oralmente, a través de relatos ancestrales, como el mito de la deidad creadora de masato transformada en abeja sin aguijón por Avireri como un regalo para su pueblo.
César Delgado, investigador del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana, subraya el rol de estas abejas: «Su polinización es vital para el flujo genético, la diversidad y la salud del bosque, así como para la seguridad alimentaria. Trabajamos con las comunidades para valorar económicamente estos servicios en cultivos amazónicos».
Richar Antonio, guardaparque asháninka de SERNANP, destaca la precisión de las meliponas como polinizadoras: «Su acción dirigida favorece la reproducción de especies vegetales específicas. Nuestro conocimiento tradicional coincide con hallazgos académicos, resaltando la importancia de las meliponas».
Las abejas son también “matsi”, seres espirituales que influyen en la salud y el equilibrio natural. La diversidad de especies utilizadas por los asháninka refleja la importancia de la biodiversidad apícola para sus prácticas, quienes también reconocen especies con miel dañina.
Sus prácticas sostenibles de cosecha, desde la apertura y sellado de troncos hasta el uso de la “chonkorina” (Cucurbita moschata) como colmena, evolucionan integrando colmenas racionales con el apoyo de instituciones como SERNANP.
Los criadores combaten plagas con métodos naturales, como cenizas de árboles, demostrando una armonía con el entorno selvático.
El estudio en Ethnobiology and Conservation destaca la valoración integral de la miel (medicinal, alimenticia, ritual), consolidando la meliponicultura asháninka como un modelo de conservación y resiliencia cultural.
La Dra. Rosa Vásquez Espinoza, de Amazon Research Internacional, enfatiza la necesidad de «documentar las prácticas y perspectivas desde un punto de vista científico… y aún más importante es que… las comunidades… se conviertan en los autores de estudio… elevando su conocimiento ancestral».
Científicos peruanos, con la activa participación de miembros de la comunidad asháninka como el guardaparque Richar Antonio, promueven investigaciones colaborativas y buscan integrar este conocimiento en políticas públicas.
Vásquez Espinoza aboga por «compartir más acerca del valor de estas colaboraciones para inspirar prácticas más inclusivas… aspirando a un futuro donde ciencia y cultura protejan nuestra biodiversidad».
Los desafíos futuros incluyen el estudio de las interacciones de las abejas con otras especies y la valorización de sus servicios de polinización, como señala César Delgado. Para Richar Antonio, este estudio es un primer paso para futuras investigaciones colaborativas que reconozcan el valor del etnoconocimiento indígena para la conservación y el aprovechamiento sostenible de los recursos.
Se proponen futuras investigaciones sobre otros productos de las abejas, los efectos del cambio climático y la deforestación, plagas y enfermedades, mapeo de recursos vegetales y la distribución de abejas sin aguijón en Perú.