Según advirtió el Instituto Geofísico del Perú (IGP), varios edificios y viviendas construidos al borde del acantilado en los distritos limeños de Magdalena del Mar y San Miguel enfrentan alto riesgo de colapso en caso de un sismo de gran magnitud, como se espera que ocurra en algún momento en la capital.
El reciente sismo de magnitud 6.1 que remeció la capital peruana el domingo fue, según especialistas, una alerta de lo que podría suceder si se produce un terremoto de magnitud 8.8, el cual liberaría a Lima del silencio sísmico que arrastra desde hace 279 años.
Por ejemplo, en el límite de San Miguel y Magdalena algunas viviendas tienen edificaciones seriamente comprometidas por la erosión del terreno, por lo que están prácticamente suspendidas en el aire.
Del mismo modo, un edificio de diez pisos presenta alto riesgo porque parte de su base ha sido carcomida por el desgaste del acantilado, dejándola peligrosamente expuesto.
José Macharé, miembro del CIP, explicó que los acantilados de la Costa Verde tienen una naturaleza geológica inestable, producto de procesos de erosión, lo que los hace propensos a deslizamientos incluso sin presencia de sismos. “Las edificaciones generan presión sobre el talud del acantilado, y esa presión adicional puede ser el detonante del colapso en un sismo fuerte”, advirtió.
Carlos Zavala, investigador principal del Centro Peruano Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres (Cismid) de la UNI, señaló que los acantilados requieren un tratamiento especializado para garantizar su estabilidad. “La geomalla que actualmente se ha instalado solo contiene deslizamientos menores, pero no es suficiente frente a un movimiento telúrico fuerte. Se necesita estabilizar el talud con técnicas de ingeniería”, puntualizó.