El producto, que podrá ser consumido en polvo o cápsulas, destaca por sus propiedades antioxidantes, antinflamatorias y antibacterianas.
Investigadores de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) han desarrollado un innovador alimento funcional, o nutracéutico, a partir de extractos concentrados de arándanos andinos silvestres (berries) y corontas de maíz morado, transformando materiales subutilizados en un producto con alto valor agregado. El objetivo del proyecto, financiado por Prociencia, fue obtener una formulación avanzada con probadas propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antibacterianas.
Tecnología y alto valor agregado
El nutracéutico fue desarrollado por el grupo de investigación BIOLIFS (Biotechnology and Omics in Life Sciences), liderado por la doctora Celia Bertha Vargas De La Cruz. La innovación central de la investigación, iniciada en 2022, radica en un proceso de extracción y mezcla optimizado para maximizar la concentración de compuestos bioactivos, así como en la aplicación de nanoliposomas.
La doctora Vargas De La Cruz, investigadora de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UNMSM, explicó que la tecnología de nanoliposomas consiste en crear «microburbujas» hechas con sustancias naturales que protegen y transportan los nutrientes de los berries y la coronta. Esta encapsulación mejora significativamente la absorción de los compuestos en el cuerpo humano, un avance crucial frente a métodos tradicionales.
«Muchas empresas tan solo recolectan la muestra, lo secan, lo muelen, lo encapsulan y lo venden. Lo que sucede es que la cantidad de metabolitos que tiene tanto por la temperatura de secado puede influir en disminuir esa cantidad y la biodisponibilidad, finalmente lo que el ser humano absorbe no va a ser lo ideal», señaló la doctora Vargas.
Para lograr la máxima concentración de bioactivos, el equipo realizó un diseño de optimización exhaustivo que implicó entre 56 y 60 pruebas hasta determinar los parámetros perfectos de temperatura, tiempo de extracción y el porcentaje de la mezcla de agua con etanol.
El proceso se distingue por su enfoque ecológico. El tesista Emerson Vilcatoma, de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, detalló que se utiliza un equipo de solventes presurizados con nitrógeno y una solución hidroalcohólica ecoamigable, que es menos tóxica que solventes convencionales. Este sistema de altas presiones reduce el tiempo de extracción a minutos, mientras que los métodos tradicionales tardan hasta dos meses.
Los extractos líquidos obtenidos son concentrados y luego liofilizados, transformándolos en polvo sólido para mantener su potencia. Para la formulación final, se añaden insumos de grado alimentario y farmacéutico, como ácido hialurónico, fosfatidilcolina y colesterol, que contribuyen a la estabilidad y la creación del sistema de nanoliposomas.
Resultados prometedores y próximos pasos
Las pruebas de laboratorio realizadas en Brasil mostraron resultados significativos en cinco actividades biológicas: citotoxicidad, capacidad cicatrizante, y actividades antibacteriana, antiinflamatoria y antioxidante. El producto final no resultó tóxico para las células humanas y demostró un alto poder antioxidante que ayuda a combatir el envejecimiento celular, además de ser útil frente a patógenos transmitidos por alimentos.
El nutracéutico podría comercializarse en cápsulas o en polvo para mezclar con bebidas.
Con la fase de investigación de laboratorio concluida con éxito, el proyecto entra en la etapa crítica de estudios en animales y, posteriormente, en personas. Estos estudios son esenciales para la evaluación de la seguridad y eficacia, y constituyen un prerrequisito indispensable para el escalamiento de la producción y la futura transferencia de la tecnología a una empresa privada para su masificación y comercialización.
El equipo de investigación estuvo liderado por la doctora Celia Bertha Vargas De La Cruz, y contó con la participación de los tesistas Carmen Huamán Motta, Madeleine Franco Domínguez, Yosely Bustamante Chuquín y Emerson Vilcatoma. El proyecto se trabajó en alianza con instituciones internacionales como la Universidad de Bologna (Italia) y la Universidad de Vigo (España).
