Atentados terroristas ya no deben repetirse

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En el Congreso de la República se rindió un sentido homenaje al “mártir de la democracia”, Gilbert Urbiola Valer, asesinado por Sendero Luminoso un 10 de agosto de 1987 cuando desempeñaba el cargo de Prefecto de Apurímac.

A 30 años de su partida, el evento que fue organizado por el legislador Richard Arce Cáceres (NA) tuvo carácter multipartidario y contó con la participación de los legisladores Víctor Andrés García Belaunde (AP), Jorge Del Castillo (APRA), Edwin Vergara (FP), Dalmiro Palomino (FP), Edwin Donayre (APP), Gino Costa (PPK) y Edmundo Del Águila (AP). Por parte de la familia participaron Ivo Urbiola Sierra y Luisa Sierra de Urbiola, hijo y esposa respectivamente.

Urviola Valer, militante aprista desde su juventud, asumió el cargo de Prefecto desde 1985 y desempeñó funciones hasta el mismo día de su muerte. Ivo Urbiola recordó cómo su padre asumió el cargo político con la pasión que lo caracterizaba y con esa misma línea también ejerció liderazgo de la lucha contra el terrorismo que ya se expandía de Ayacucho hacia Apurímac.

Entonces, como Prefecto y representante del Presidente de la República en su región, intervino con posición firme en defensa de la democracia y en la lucha contra el terrorismo que asolaba el país.

Urbiola Valer viajaba de manera permanente a Andahuaylas y Chincheros, provincias apurimeñas limítrofes con Ayacucho para recuperarlas, junto con el Ejército, de la condición de “distritos liberados” tomados por “Sendero Luminoso”.

Este trabajo comprometido y notable puso a Gilbert Urbiola en la mira del terrorismo que mandó un comando de aniquilamiento especialmente desde Ayacucho para asesinarlo en la ciudad de Abancay.

El cobarde atentado que se cometió en su domicilio, también cobró la vida de su menor hijo Lenny de 12 años de edad y un miembro de la Policía, Evert Vizcarra, de 28 años.

Ivo Urviola recordó a su señor padre como un hombre íntegro y valiente que aún sabiendo el riesgo que corría no se amilanó e hizo frente a la insania de SL. El mismo día de su muerte, la autoridad apurimeña había terminado una jornada más de lucha contra el terror y desarrollado una marcha por la paz.

El legislador Richard Arce sostuvo que es necesario aclarar su posición como hombre y político de izquierda, que condena todo tipo de violencia, venga de donde venga. Sendero Luminoso significó muerte, violencia y destrucción y es principal responsable de la acentuación de la pobreza extrema en lugares como Apurímac, región para la que reclamó mayor atención del Estado.

Victor Andrés García Belaunde y Edwin Vergara coincidieron en recordar que también familiares cercanos a ellos sufrieron atentados por parte de Sendero Luminoso y advirtieron de la vigencia del pensamiento terrorista, esta vez mimetizado en movimientos que no necesariamente están utilizando armas como es el caso de Movadef.

Dalmiro Palomino recordó con palabras emocionadas a los diversos héroes civiles y anónimos que hicieron frente a las hordas de SL, hombres y mujeres que no tuvieron miedo de alzar la voz como los que constituyeron los Comités de Autodefensa. Recordó, asimismo, los hechos de sangre ocurridos en Toraya – Aymaraes (1986) y Lucre, donde decenas de campesinos perdieron la vida reclamando su derecho a vivir en paz.

El legislador Jorge Del Castillo, durante su intervención puso en relieve el arrojo y entrega de Urbiola como militante aprista y comprometido con la defensa de la democracia. Lo recordó, asimismo, como hombre íntegro y honesto que no dudó ni un momento en ofrendar su vida defendiendo sus ideales.

A su turno, el legislador Gino Costa también hizo extensivo el homenaje para otras tres autoridades que corrieron la misma suerte de Urbiola Valer. Virgilio Ancco Luján, Víctor Peña y Manuel Espinoza Monrroy que perdieron la vida en los aciagos años del terrorismo.

“Terrorismo, sostuvo , que aún no ha sido derrotado del todo pero que este gobierno está empeñado en combatirlo y terminar su accionar antes de terminar el mandato de PPK”.

Costa Santolalla recordó que sólo desde el año 1990 en adelante, se pueden contabilizar 5,695 víctimas, entre ellos 225 autoridades públicas, 393 civiles, 830 miembros de las Fuerzas Armadas y 739 efectivos de la Policía Nacional. “Hagamos que estas muertes no sean en vano, esto es tarea de todas las fuerzas políticas juntas”, dijo haciendo un llamado a la reflexión.