«Alan García: ¿el gurú de la economía?»… Por: Octavio Huachani Sánchez

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Siempre confió, no solo en la pésima memoria de los peruanos sino también  en la prescripción de sus delitos. Por eso es que ahora Alan García, con toda la frescura del mundo, se da el lujo de criticar el desempeño económico del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. “Crecer solo el 0.17% es una clara señal de una mala gestión de gobierno” ironizó.

Pero, para mala suerte de este supuesto gurú de la economía mundial, todavía hay quienes recordamos la terrible escasez y el desmesurado aumento de precios de los alimentos básicos como consecuencia de la desastrosa gestión de gobierno de su primer mandato donde la inflación acumulada llegó al 2,178.482 %.

Pero claro, hubo más.  Mucho más.

La economía estaba en emergencia y sin recursos propios para tender los servicios básicos de la población. No había plata para nada, ni para honrar las deudas contraídas. Asi las cosas padeció de hiperinflación, mientras declinaba el rendimiento per cápita, y se incrementaba la deuda externa A mediados de los 80s, el Perú estaba marginado del apoyo del FMI y del Banco Mundial, debido a sus grandes atrasos en la deuda.

Así las cosas, desde Mayo de 1988 comenzaron los “paquetazos” y los ajustes en la economía nacional se fueron incrementando. En setiembre de ese mismo año se produjo el primer shock económico mediante el denominado “Plan Cero” que contrariamente a lo esperado generó una inflación mayor, sobre todo en los productos importados El rubro farmacéutico, por ejemplo, aumento sus precios en un 600% y en el caso de la gasolina su precio se elevó en un 400%.

Con una economía que importaba más de lo que exportaba, el déficit fiscal y comercial era más que evidente. Ya no había duda: el Perú estaba en bancarrota y con remuneraciones y consumo per cápita por debajo del 50 % y un índice de pobreza que sólo en Lima Metropolitana ascendía al 43 %

En medio de tantos desaciertos aparecieron la leche Enci, el pan popular, el dólar MUC y los intis que fueron algunas de las “geniales” creaciones del programa económico de Alan García.

Los efectos de la desastrosa política económica aplicada por el gobierno de Alan García aprista se mostró no sólo con las interminables colas para conseguir los productos alimenticios, sino que se produjeron huelgas, desabastecimiento, violencia, especulación. El caos total.

Entonces los diarios informaban sobre las huelgas y colas para conseguir cualquier producto y a cualquier precio. Los pequeños empresarios entraban en colapso y las familias más modestas sufrían todas las consecuencias.

En resumen cinco años de gobierno y cinco ministros de Economía, que según algunos analistas económicos, solo eran “secretarios“ de García porque no hacían nada sin contar con el visto bueno de Alan.

Luis Alva Castro, quien decidió dejar el cargo cuando las papas quemaban y pasarle la posta a su vice ministro Gustavo Saberbein quien debutó en el cargo anunciando la estatización de la banca para “democratizar” el crédito, una de las medidas anunciadas por García.

El tercero fue César Robles Freyre, quien antes de cumplir cuatro meses en el cargo dio un paso al costado para que lo reemplace  Abel Salinas, quien se encargó de anunciar el primer “paquetazo” que terminó por devaluar nuestra moneda y contribuyó a generar una inflación mucho mayor  ya que los precios subieron más del doble. Ante este panorama la salida del ministro era inminente. Salinas se retiró antes de cumplir tres meses en el cargo, el tiempo más breve de todos.

Entonces el cargo fue asumido por Carlos Justo Dávila, quien tampoco duró mucho ya que antes de cumplir seis meses en el MEF le cedió la posta a César Vásquez Bazán.

En resumen: cinco años de gestión un Presidente y cinco ministros de Economía que dejaron al país una inflación acumulada de 2,178.482 %. Al finalizar su mandato Alan García prometió que nunca más volvería a postular a la Presidencia de la Republica, promesa que, por supuesto, nunca cumplió porque años más tarde, luego de la prescripción de los delitos que se le imputaban, volvió a candidatear.