“Y no podrán callarlo”…Por Octavio Huachani Sánchez

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¿Por qué una persona pone en riesgo su carrera, su futuro, su vida y la de su familia y no claudica ante presiones ni amenazas?

“Este fiscal no miente” dijo ayer José Domingo Pérez Gómez en una de sus intervenciones durante el juicio por el Caso Cocteles que involucra a la dos veces candidata a la presidencia Keiko Fujimori y a su entorno más cercano, por el presunto delito de lavado de activos para su campaña del 2011.

Domingo Pérez está escribiendo un nuevo capítulo en la historia de la justica en nuestro país. Un país donde hace poco se vio remecido cuando se conoció que la corrupción se había instalado en el más alto nivel de la judicatura: Un presidente del Poder judicial del Callao, un vocal supremo y los cinco miembros del Consejo Nacional de la Magistratura se había coludido para festinar trámites y vender la justicia al mejor postor. Junto a ellos participaron políticos, abogados, dirigentes deportivos, empresarios y periodistas que buscaban beneficios personales.

Y en medio de esta podredumbre surgió la figura de un fiscal decidido a mostrar que no todo está perdido, que aún hay esperanzas de que la justicia sea prístina y que se castigue a los que delinquen, por más poderosos que sean.

¿Quién es José Domingo Pérez Gómez?

Nació en Arequipa y realizó sus primeros estudios en el colegio La Salle de la ciudad blanca y como muchos de sus compañeros de colegio ingresó a la universidad Católica de Santa María donde estudió derecho. Domingo cuenta con maestrías en derecho constitucional y derecho de la empresa, en la universidad Católica de Santa María, así como una maestría con derecho con mención en ciencias penales en la Universidad José Carlos Mariátegui.

También cuenta con 14 cursos de especialización de post Grado y diplomados en diversas instituciones. Además ha realizado cerca de 20 intervenciones como ponente, expositor o panelista en el Perú y el extranjero y ha publicado dos ensayos en materia jurídica. El próximo 15 de diciembre cumplirá 42 años.

Pérez Gómez inicia su carrera judicial en el 2005 cuando fue nombrado fiscal adjunto titular en la fiscalía provincial mixta de Maynas, Loreto. Luego ha laborado en el Ministerio Público de La Libertad, de la región Moquegua y ahora en la de Lima.

En Moquegua, como fiscal provincial penal corporativo de Mariscal Nieto tuvo a su cargo la investigación del llamado ‘Moqueguazo’, que ocurrió en el 2008. Como se recuerda en ese hecho fueron retenidos 60 policías por una multitud de manifestantes. En ese proceso Domingo Pérez pidió 35 años de cárcel para la ex gobernadora regional Cristala Constantinides.

En Lima, ya como fiscal anticorrupción titular, ha investigado -entre otros casos- al ex ministro aprista Rómulo León Alegría y el empresario dominicano Fortunato Canaán, por el caso de los “petroaudios” relacionado con la construcción de hospitales durante el segundo gobierno de Alan García. Pérez Gómez pidió, para ambos procesados, una pena de cinco años y cuatro meses de prisión. Finalmente la jueza Nayko Coronado, del Tercer Juzgado Unipersonal de Lima, sentenció a  Romulo León y a Fortunato Canaán a 4 y 5 años de prisión efectiva, respectivamente.

En la fiscalía anticorrupción, también inició una investigación al contrato de la Línea Amarilla y hasta hace poco tuvo a su cargo el Caso Chinchero.

De andar y hablar pausado José Domingo Pérez Gómez bien podría pasar desapercibido en medio del gentío limeño. Sin embargo sus ademanes cambian cuando se trata de defender su verdad que es la verdad de todos los peruanos. Nada lo arredra ni las toscas amenazas de los congresistas fujimoristas y apristas, ni las burdas maniobras de sus superiores para que baje el tono de sus acusaciones.

«Tengo ya varios años de labor fiscal y si revisa mis antecedentes, va a ver que no es la primera medida grave que he solicitado», dijo en diciembre pasado el fiscal en una entrevista a un diario local. Sus contundentes y veraces intervenciones han posibilitado que algunos involucrados en el caso del lavado de activos se acojan a la confesión sincera.

De talla mediana, cabello medianamente cano e hirsuto el fiscal  José Domingo Pérez ha asumido una tarea titánica que cuenta con el apoyo mayoritario de la población. Aunque debido a su recargada labor no tiene para acceder a las redes sociales es consciente que el respaldo a su trabajo lo mantiene en el cargo.