Sostenibilidad del agua, la política clave para el sector minero

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Por: Fernando Cortabitarte, director de operación y mantenimiento en plantas de desalinización de Acciona Agua

Las expectativas son optimistas para la minería en Perú. Y es que con la apertura o ampliación de más proyectos y del alza de precios de metales como el cobre y zinc, la producción minera crecería en alrededor del 5% para el 2018, superando así los 11 millones de toneladas de minerales solo en este año. Se prevé que en los próximos cuatro años este nivel de producción se incremente más debido al potencial de los proyectos que se ejecutarían en este período.

Para cumplir esta meta el sector minero nacional debe usar miles de millones de litros de agua, considerando que solo para la producción de una tonelada de cobre se requiere un promedio de 39 mil litros de este recurso y de 13 mil litros para producir una onza de oro.  Tal demanda podría ser conflictiva en un país como Perú, cuya disponibilidad de agua se ve amenazada por un anunciado estrés hídrico perenne de cara al 2025 y por solución final al abastecimiento integral del agua y saneamiento a nivel nacional.

Considerando que el agua es cada vez más vital y que los principales conflictos socioambientales tienen su génesis en la carencia de este recurso, conviene considerar nuevas fuentes hídricas para abastecer al sector minero y reducir los riesgos de conflictos socioambientales debido al agua. Y es que si bien, la minería solo emplea el 2% del agua disponible en el país, mientras que el agro usa el 80%, la relación agua-minería genera muchas resistencias.

Por ello, el impulso a la gestión del agua en este sector y a la generación de nuevas fuentes de abastecimiento, como la desalación y la reutilización del agua son propuestas que el Poder Ejecutivo debería retomar y que el sector privado debe introducir como línea transversal de trabajo.

En Perú, ya se han planteado iniciativas orientadas a introducir el uso de plantas desaladoras para el sector minero; sin embargo, no prosperaron. Afortunadamente, la actual gestión ha propuesto un primer abordaje concreto del tema, expresado a través del proyecto de Ley 1721/2017-PE, el cual propone a la desalación como tecnología complementaria a emplearse para el tratamiento de agua. Aunque no está dirigido a la minería, es un primer paso para generar nuevas fuentes de abastecimiento de recursos hídricos.

Aquí es donde la minería se convierte en palanca de iniciativas sostenibles en torno al agua. Y esto se refleja en el desarrollo de proyectos propios de reutilización hídrica y plantas desaladoras. Actualmente, hay mineras que reciclan más del 90% del agua que usan (Ancash) y otras que operan totalmente con agua desalinizada (Moquegua). Asimismo, también hay un incremento de la inversión de las mineras en la gestión del agua, lo que a la fecha asciende al 10% según José López del Grupo de Diálogo en Minería.

Otro actor clave para la sostenibilidad de este recurso es el sector de compañías generadoras de tecnologías y proyectos del agua. Ahora el reto para estas empresas ya no es solo crear desaladoras o plantas de tratamiento de aguas sino impulsar tecnologías más eficientes para el reciclaje de agua.

Ya hay ejemplos de este tipo de tecnología de saneamiento en países limítrofes como Chile, cuyo sector minero no solo es una de las actividades económicas principales de este país sino que ha desarrollado proyectos de avanzada tecnología dentro del marco de la producción minera. Un muestra de este alto perfil es la planta desaladora de Copiapó, un proyecto capaz de producir más de 17 millones de litros de agua al día, destinadas a las operaciones mineras desarrolladas en el Valle de Copiapó, ubicado en el desierto de Atacama. La desaladora de Copiapó, que funciona bajo ósmosis inversa, no solo ha sido capaz de proveer de agua a una zona reconocida por su carácter árido, sino que se ha distinguido por operar sujeta a los más rigurosos estándares ambientales y de calidad.  Además la instalación de esta planta ha permitido reducir el riesgo de conflictos sociambientales en la zona.

En el caso de Perú, las tecnologías a favor del sector saneamiento también se han introducido con éxito. Así, tenemos dos casos emblemáticos por su carácter pionero y la innovación tecnológica. Para empezar, tenemos a la primera planta desaladora al servicio de la industria por ósmosis inversa, que es la tecnología más eficiente para desalinizar el agua y la que menos impacta al medio ambiente. La desaladora de Talara, ubicada en las instalaciones de Petroperú – Refinería de Talara fue desarrollada por Acciona Agua en el 2002, convirtiéndose en el primer proyecto que introdujo a la desalinización como una innovación a favor de la depuración y el abastecimiento de agua para la industria.

De aquí en adelante, afortunadamente la implantación de la tecnología en desalación ha ido en aumento y el número de proyectos de este tipo también. Y es que la tecnología que se aplica en estas plantas de desalación está en continuo avance, lo que permite producir agua desalinizada con una cada vez menor utilización de recursos energéticos. Si a esto se le añade la capacidad de combinar la desalación con el empleo de energías renovables, se obtiene una nueva fuente, prácticamente ilimitada, de suministro de agua de una manera sostenible.

En nombre de ese avance, la reutilización del agua es otra de las maneras de optimizar este recurso que también genera importantes aportes a favor de la industria y el sector minero en general. Un caso de éxito que abona en este sentido es el de la planta de aguas residuales (PTAR) La Escalerilla (Arequipa), capaz de convertir los desechos sólidos en abono, insumo que sería de gran ayuda para las comunidades agrícolas que lo requieren. Aunque este proyecto solo depura aguas residuales domésticas, si lo aplicáramos para el sector minero, lograríamos establecer un vínculo más cercano con las comunidades aledañas a las operaciones mineras.

Un sector fundamental para el desarrollo económico como es la minería en Perú, debe considerar que además de la generación de nuevas fuentes de agua es importante optimizar este recurso. Por ello, la gestión del agua resulta una actividad ineludible que las mineras deben incorporar en sus protocolos de operatividad diaria. En este caso, las compañías del agua hemos investigado y desarrollado diversos procesos tecnológicos capaces de optimizar entre 15 al 30 por ciento la gestión del agua, lo que bien aplicado en la minería generaría importantes ahorros en este sector.

El actual es un momento clave para que el sector minero y los actores que formamos parte de la gestión del agua, ya sea el sector público y privado, debemos reinventar e impulsar nuestros roles orientándonos hacia la sostenibilidad del recurso más relevante. Ya no solo es parte de una tendencia mundial, sino parte de una mirada local, centrada en el cuidado de los recursos naturales y la sostenibilidad del agua. Hace bien Perú en subirse a esta ola.