A un mes de cumplirse el primer año de cambio de gobierno y del congreso, el descontento de la población por la actuación de los políticos va en aumento y la desaprobación toca todas las puertas. Nadie se salva.
Según la última encuesta de Ipsos, el presidente Kuczynski tiene un 51% de desaprobación y Luz Salgado, presidenta del congreso, 54%. Por su parte Verónika Mendoza es desaprobada por el 56% (by, by izquierda?) y la lideresa de Fuerza Popular Keiko Fujimori (pese a actuar entre bambalinas) obtiene un respetable 54%.
Hay que señalar que para llegar a esta situación ninguno de ellos necesitó de otros. Todos son víctimas de sus propios errores.
El presidente Kuczynski se ha visto obligado a reemplazar a cuatro ministros en menos de diez meses. La más angustiante fue la del ex ministro de Transportes, Martín Vizcarra quien cayó en desgracia por la absurda defensa que hizo a la adenda con Kuntur Wasi pese a que todo indicaba la existencia de graves irregularidades que favorecían a una empresa que desde la firma del convenio se mostró insolvente..
Luz Salgado paga tributo a su intemperancia y a su “excesivo reglamentarismo” como le ha increpado en varias ocasiones Mauricio Mulder. A veces pone cara de madrastra cuando algún congresista que no sea de Fuerza Popular solicita algunos minutos para culminar su intervención. Además está pendiente el tema de las 900 computadoras cuya investigación duerme el sueño de los justos.
Verónika Mendoza se ha ido desinflando con el transcurrir de los meses. Su actuación en el Congreso ha sido opaca. Además sus silencios en el tema de las Agendas de Nadine Heredia y de la denuncia que hicieron los ganaderos sobre la leche Piura Vida, dejan espacio para la sospecha.
A pesar de permanecer en la sombra y aparecer de cuando en vez para dar una suerte de mensaje a la nación prometiendo continuar defendiendo los derechos de los peruanos, cada vez le creen menos, a la lideresa de Fuerza Popular Keiko Fujimori. Además en el tema del indulto de su padre donde solo se vio a su hermano Kenji bregando por su libertad, ha dejado la impresión que se desatiende los problemas familiares dejando solo a quien la hizo su primera dama.
