El pasado 18 de octubre dieron comienzo las protestas sociales en Chile. Por su lado, el 23 de noviembre estallaron en Colombia. Entre medias, la crisis de Bolivia que sacó del gobierno nacional a Evo Morales. Sin embargo, en Perú se ha organizado recientemente la final de la Copa Libertadores entre Flamengo y River Plate sin ningún problema. ¿Por qué las protestas no han llegado al país? Son varios los motivos.
¿Tienen los peruanos motivos para protestar?
Probablemente, la respuesta sea que sí. Hace unos días, Keiko Fujimori, que fue candidata a la presidencia de la nación y que estuvo acusada por presunto blanqueo de capitales, fue puesta en libertad. Sin embargo, no llegaron a las 1000 personas las que fueron a manifestarse en contra. Por su parte, el 40 % de los miembros de la ‘clase media’ viven en situación de precariedad y vulnerabilidad debido, principalmente, al estancamiento económico. Y es que, aunque el país lleva dos décadas creciendo a buen ritmo, no parece que la mayoría de sus ciudadanos obtengan réditos de ello.
Además, los escándalos de corrupción que durante los últimos años han asolado al Gobierno de Perú y a sus instituciones ha provocado que, en estos momentos, sea el pueblo de América Latina que más desconfía de sus dirigentes, del Poder Judicial y del sistema de partidos. Además, ateniéndonos a las cifras, Perú es uno de los países en los que la gente más se suma a las reivindicaciones.
Estos datos parecen contradictorios ya que en la calle no se siente que el país haya seguido la estela de las protestas iniciadas en Chile y que se han expandido por todo el mundo. Por ejemplo, en la década comprendida entre 2008 y 2018 se celebraron más de 11 500 manifestaciones a lo largo y ancho de la nación. Además, el 23 % de la población afirma que, al menos, participaron en una de ellas.
