“Paniagua 2017: la transición traicionada” Por: Alberto Velarde Yáñez

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Noviembre del 2000 marca un punto de quiebre en la historia republicana, aquel día el recientemente elegido presidente del Congreso, doctor Valentín Paniagua, jura el cargo de presidente del Perú como consecuencia de la aplicación de los artículos constitucionales que regulan la vacancia y transferencia de los poderes perdidos por el presidente de la Republica elegido por voto  popular como ocurrió con las renuncias de Fujimori y sus vicepresidentes.

El Gobierno de transición que dirigió el doctor Paniagua concluyó el 28 de junio del 2001 en el acto de juramentación de Alejandro Toledo quien en segunda vuelta había derrotado a Alan García Pérez. En esos ocho meses comprendidos entre noviembre del año 2000 y julio del año 2001, el Perú vivió un tiempo nuevo que permitió romper con la enfermedad republicana del “borrón y cuenta nueva”.

La política: crisis y retos

En un texto poco difundido de Paniagua publicado el 2005  -Fundación Konrad Adenauer-  con sus preocupaciones como intelectual y hombre de Estado, convencido que una persona por talentosa que fuera no podía desarrollar individualmente una respuesta a todas las materias que encierra  la política como instrumento de convivencia humana,  era preciso que previamente se construyeran espacios para el dialogo y la discusión  de las ideas.

Los retos impuestos a la política para garantizar el Estado de Derecho y el compromiso de la Democracia con la Libertad y la Igualdad de oportunidades que el Paniagua llegó a proponer:

“Asegurar la preeminencia del interés general, sin desmedro de los intereses y derechos legítimos de la persona humana, procesar las demandas de hombres y grupos, preservar el espacio público de la política y garantizar la convivencia pacífica de todos desde una visión de futuro, colectiva y consensualmente compartida frente al Estado-nación y a la sociedad transnacional.

  1. Articular la acción de los órganos del Estado y de las instituciones de la sociedad civil sobre la base de consensos mínimos destinados a garantizar la gobernabilidad política, la inserción en el mundo globalizado, el desarrollo sustentable y la creación de ciudadanías integrales e inclusivas.
  2. Promover una activa y dinámica participación ciudadana en el diseño, la ejecución, fiscalización y rendición de cuenta de las políticas por parte de los órganos y agentes del Estado y de los usuarios y consumidores de servicios públicos.”

Transferencia democrática

El presidente Paniagua era un hombre bueno y comprometido con el Perú y su futuro -lejano de la vanidad y la soberbia- demoró en aceptar la candidatura por el Frente de Centro pese a liderar todas las encuestas que en el cierre de su campaña presidencial del 2006 hizo estas preguntas y nos entregó las respuestas:

-“¿Por qué esta mentirosa y fracasada campaña de destrucción?

-¿Por qué esta campaña envenenada con mi candidatura?”

Porque saben, finalmente que un verdadero Estado, que proteja a todas y todos los peruanos solo se logrará con alguien que no es parte de las viejas prácticas mercantilistas y de clientela, y no con alguien que busque  poder solo para ser parte del negocio.

La Cleptocracia Resucitada

En el periodo del 2001 al 2016 se ha producido cuatro cambios de mando y renovación –Ejecutivo y Legislativo- como no había ocurrido en más de un siglo en la vida republicana.

La clase dirigente del Perú suscribió el “Acuerdo Nacional” con 4 grandes objetivos y 28 políticas de Estado.  En agosto del 2007 en la PCM se celebró una “cumbre” de nuestra clase dirigente –jefes de partidos políticos, líderes de las confederaciones de empresarios, jefes de los movimientos sindicales, representantes de diferentes cleros religiosos, entre otras grandes personalidades- para celebrar la primera transferencia democrática luego de haber vencido la dictadura de Fujimori.  Las dudas y temores que el Dr. Paniagua había expresado sobre el sometimiento de la voluntad popular al  poder del dinero eran latentes.

Y se hizo la luz: Lava Jato

Intereses fácticos de grandes empresas, que apoyaron a políticos non-sanctos impidieron que los ideales de Paniagua se hagan realidad. Democráticamente el Perú ha retrocedido. La convivencia pacífica es una quimera.

¿Cuántos años más tenemos que esperar para que las clases dirigente nos den una auténtica democracia con igualdad de oportunidad para todos?

Debemos encontrar otro líder -como lo fue el Dr. Paniagua- con virtudes cívicas que obtenga la confianza pública y que viva conforme a sus ideales. El ánimo de lucro, el egoísmo, los odios, los resentimientos, las envidias de quienes influyen en la opinión pública violentando los valores y deberes republicanos ocultan o ridiculizan al ciudadano ejemplar que honra la confianza de sus electores.  Esperemos que más temprano que tarde una nueva generación de jóvenes ilumine esta oscuridad de la corrupción develada o como los discípulos de Emaús el nuevo líder “ande entre nosotros y no lo vemos”.

(Alberto Velarde Yáñez – Exsecretario general de Acción Popular)