“Nunca en domingo”… Por : Octavio Huachani Sánchez

0
1134

Creo que el domingo es un día perfecto para no hacer nada. O por lo menos para hacer poco o lo que te apetezca. Un día para el libre albedrío y también para escapar de la rutina semanal.

Un día en que, en mi caso, puedo levantarme “a la hora que me da gana” y no hacer caso a la alarma del celular que me enloquece todos los días a las seis de la mañana.

Un día como hoy, en que puedo ir a comprar pan, leche y alguna otra cosa más para el desayuno caminando sin prisa mientras voy saludando a los vecinos.

De regreso con el diario en una mano y mi desayuno en la otra me detengo a conversar con alguna vecina que me detiene para preguntarme por el nombre de mi cachorrita que me acompaña desde siempre, “Dalila” le respondo pero ella quiere saber más, pero ahora de mí porque hace tiempo que no me ve ni habla conmigo (¿?), entonces con amabilidad y una sonrisa logro eludirla, quedando, según ella, “hacerlo otro día”.

Llego a mi casa preparo mi desayuno mientras voy escuchando música ochentera. Me encanta esa década. Café y pan con salchicha con huevo revuelto es mi menú mañanero que termino mientras leo el diario. Me levanto, limpio la mesa y lavo las cosas antes de ducharme. Mientras lo hago voy pensando cual será el próximo paso: decido quedarme en casa en chanclas y en buzo casero.

Antes de echarme al sofá tomo el dominical del diario y un libro y me coloco los audífonos para desconectarme del mundo. Termino de leer el suplemento y hago una pausa antes de tomar el libro.

No sé si a ustedes le ha pasado pero cuando se está tirado en la cama o en el sofá sin hacer nada en realidad está haciendo algo. En mi caso esos espacios me sirven para estimular la reflexión y la creatividad y para pensar en mi próximo relato o artículo periodístico. Escribir un relato me toma unas tres horas pero atrapar la idea unos dos días.

Hay ciertas noches en que en vez de tomar un taxi, prefiero caminar. Caminar y pensar. Creo que el estrés y la urgencia diaria a veces nos obligan a tomar las cosas con calma y descubrir qué era lo que es lo que realmente deseamos hacer. Por eso resulta necesario que los domingos los dediquemos al ocio a ese “no hacer nada” que nos libere de las presiones diarias y que nos sirve para prepararnos para los siguientes días.

Hasta el próximo domingo.