«MUJERES CAJAMARQUINAS.» Por: David Lezama

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MARIA MICAELA EGÚSQUIZA DE GÁLVEZ PAZ.

Avecindada en la hacienda minera El Purgatorio (en la provincia de Hualgayoc- Cajamarca), tuvo un matrimonio del que nacieron varios hijos, todos los cuales tuvieron brillante figuración no solo en la historia de Cajamarca sino del Perú.

En diciembre de 1823 estaba en Cajamarca don Simón Bolívar, de esto tuvo conocimiento doña María Micaela y se presentó ante él, y, en gesto noble digno de una matrona romana, ofrece a Bolívar cuánto le era dable ofrecer al hombre que había venido a poner su espada al servicio de un pueblo que quería ser libre. Fue así como la señora de Gálvez entrega a Bolívar una fuerte suma de dinero, pertrechos, implementos para la caballada, y, finalmente, hombres sacados de su propia hacienda para que fueran a contribuir por la libertad al mando de este soldado venezolano.

Bolívar conmovido por tal actitud, recibió con beneplácito tan generosa ofrenda de la mujer que en esos momentos representaba el espíritu de Cajamarca.

Al llegar a Lima, Bolívar no olvidó el gesto patriótico de la dama cajamarquina, pues, cuando creó la condecoración denominada «La Banda del Libertador» lo primero que hizo fue llamar a la señora Egúsquizá de Gálvez y otorgarle tal distinción en ceremonia solemne y pública. La gran cajamarquina fue, de esa manera, la primera mujer que en América recibió un homenaje de tan alta significación, no solo por los privilegios qué tal galardón le confería, si no por cierto atributo de nobleza espiritual que la condecoración representaba.

Los hijos de la señora de Gálvez fueron los siguientes: José Gálvez Egúsquiza, el Héroe del 2 de mayo de 1866. Pedro Gálvez Egúsquiza, eminente ministro del gobierno de Ramón Castilla y notable diplomático que representó al Perú ante la Corte de los Zares de Rusia, y don Manuel María Gálvez Egúsquiza ilustre magistrado de la nación.