Educación peruana ¿Todo tiempo pasado fue mejor?… Por: Octavio Huachani Sánchez

0
3892

Don José tiene 75 años de vida y muchas vivencias por contar. De padres provincianos, nació en el añoso barrio de Monserrate, famoso por sus jaranas criollas y larguísimos callejones que el tiempo y la migración hacia Lima las fueron convirtiendo en una mistura de identidades donde cholos, mestizos, negros y blancos de medio pelo, habitaban sus pequeños cuartos.

De niño José inició sus estudios en la escuelita fiscal de la calle Orejuelas y luego pasaría al colegio República de Venezuela donde culminaría la primaria. En ese tiempo se estudiaba mañana y tarde. Todos los niños lucían uniformes con corbata y cristina de color caqui o comando y un morral y cinturón de lona.

Hacía 1950 se hace visible el alto crecimiento demográfico del país. Entonces Manuel A. Odría inicia un proyecto educativo que incluía la construcción de los centros educativos y la mejora de los beneficios educativos. Empezaron a aparecer las grandes Unidades Escolares dedicadas a impartir estudios secundarios a jóvenes varones

El primero fue la GUE Alfonso Ugarte ubicado en distrito de San Isidro. Luego aparecería la GUE Melitón Carvajal, en Lince. Lo seguirían el Alfonso Ugarte de San Isidro, el Mariano Melgar de Breña.

El Colegio Nacional Hipólito Unanue merece un párrafo aparte. Fue fundado en 1948 y un año después iniciaría sus labores en una vieja casona ubicada en la avenida Alfonso Ugarte donde funcionó hasta noviembre de 1956. Era el local donde ahora se ubica el partido Aprista que había estado proscrito. Su actual sede, está situada en la Unidad Vecinal de Mirones del Cercado de Lima.

A José, ya adolescente, sus padres lo matricularon en el Ricardo Bentín del Rímac donde se impartía secundaria común e industrial.

Educación femenina

La GUE Juana Alarco de Dammert, fue el primer colegio de mujeres y está ubicado en el distrito de Miraflores. Lo seguirían el Teresa González de Fanning en Jesús María; el Mercedes Cabello en rl centro de Lima y ahora situado en el Rímac. El María Parado de Bellido del Rímac y el Rosa de Santa María de Breña completan la lista de los colegios para mujeres más representativos de Lima.

Todas estas Grandes Unidades escolares contaban con aulas amplias, carpetas bipersonales y un pizarrón verde colgado en la pared. Los colegios contaban con grandes campos de deportes y cada una albergaba a miles de escolares.
Pero no fueron suficientes, porque el proceso de migración y el crecimiento de la población estudiantil continuaban indetenibles.

Lima, que hacia 1940 contaba con una población de 645 mil habitantes, en 1961 había triplicado su población hasta alcanzar el 1 millón 846 mil habitantes. Mientras tanto los colegios y Grandes Unidades Escolares y el sistema educativo seguían siendo los mismos.

En algunos distritos de Lima ya funcionaban colegios privados administrados por comunidades religiosas. A diferencia de los colegios estatales que eran gratuitos, estos cobraban una pensión pero a cambio ofrecían una educación diferenciada y de mayor calidad. Estaban dirigidos a los hijos de las familias de clase media.

Los colegios La Salle y Salesiano funcionaban en Breña, Santo Toribio de Mogrovejo del Rímac, Claretiano de San Miguel, Santo Tomás de Aquino del cercado de Lima, Antonio Raimondi de Santa Beatriz, San Antonio de Padua en Jesús María.

(Don José que entonces tenía 27 años y tres hijos, los matriculó en el Salesiano).
Para las señoritas estaban el Santa Ursula de Lima, María Auxiliadora de Breña, María Alvarado de Lima, etc.

Pero con el pasar de los años tampoco fueron suficientes.

En 1972 Juan Velasco Alvarado inició una reforma educativa que abordó los problemas fundamentales de la educación peruana ya que no solo se incrementó la inversión en la infraestructura, sino que, además se dieron pasos importantes para la modernización del sistema educativo. Una de ellas, quizás la más relevante fue la descentralización educativa que hasta ese momento tenía una visión totalmente centralista. Las regiones beneficiadas por este nuevo modelo fueron Huancayo, Chiclayo, Lima, Huancayo, Pasco, Junín, Huancayo, Iquitos, Arequipa y Cuzco.

En teoría todo era perfecto.

Pero su puesta en marcha encontró una férrea oposición del gremio magisterial. Más tarde, durante el gobierno de Morales Bermúdez, se empezó a desmontar la reforma educativa y en 1982, el gobierno de Belaunde Terry le dio la estocada final al restablecer la ley educativa del año 1941.

Desde 1980 nadie ha hecho absolutamente nada por cambiar la situación de la educación pública de nuestro país. Los sucesivos gobiernos prefirieron dejar las cosas como estaban.

Y desde entonces estamos en caída libre.

En este punto es necesario destacar que la crisis de la educación en los colegios del Estado no está ligada solo al rendimiento de los estudiantes como algunos pretenden hacernos creer. La responsabilidad absoluta es de los políticos, llámense congresistas, ministros o funcionarios del ministerio de Educación, quienes son los que, finalmente, definen el futuro educativo de los estudiantes.

La peor parte de este marasmo la llevan los escolares del interior del país donde el abandono es total.

En Arequipa, por ejemplo, según un informe del Minedu, la mitad de los colegios de la provincia de La Unión se tendrían que demoler. En la región Junín 31 instituciones educativas fueron declaradas en emergencia por presentar deficiencias. En Sullana (región Piura), aún no se habían instalado las aulas prefabricadas cedidas por el Programa Nacional de Infraestructura Educativa (PRONIED). Además estas habían presentado observaciones.

Otro reporte indica que los alumnos de la Institución Educativa N° 38990-19 de nivel primario del distrito ayacuchano de Chaca, provincia de Huanta, ubicado en la comunidad de Paqorqo, los niños estudian en las instalaciones de una antigua capilla, que cuenta con paredes de barro, techo de ichu y apenas 12 mesas y sillas para albergar a 15 niños. En Tacna, más de treinta escolares de las comunidades andinas de Chiluyo Chico, Chiluyo Grande, Chiluyo Norte y Chachacomani, ubicadas en el distrito Tarata, estudian en aulas construidas con adobe y techos precarios de calamina y plásticos que fueron construidas por los propios padres de familia ante la ausencia y dejadez del ministerio de Educación.

Don José que ahora se dedica al análisis del sistema educativo de nuestro país, se entristece al tener que admitir que en ese rubro “todo tiempo pasado fue mejor”.