¿cuántos jugadores de origen africano componen la selección de Francia?

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Catorce jugadores de la selección francesa, que jugará final del Mundial, tienen origen en África

Veinte años después del «black-blanc-beur» (negro-blanco-árabe) de 1998, mito que ya está agotado, la selección de Francia de fútbol continúa abriendo los interrogantes, debates y paradojas sobre la identidad que atraviesan la sociedad francesa.

A horas de la final de la Copa del Mundo contra Croacia, el domingo en Moscú, los franceses se encuentran una vez más apoyando a su selección que siempre ha encarnado, desde Raymond Kopa hasta Zinedine Zidane, y pasando por Michel Platini, la diversidad francesa y su historia heredada por olas de colonización e inmigración.

Entre los 23 jugadores ‘Bleus’ presentes en la lista de Didier Deschamps para Rusia-2018, 14 tienen origen en el continente africano (Guinea, Mali, Senegal, Angola, Argelia, Marruecos…). 

Dos de ellos puntualmente han nacido en esas tierras (Samuel Umtiti en Yaundé, en Camerún, y Steve Mandanda en Kinshasa, en la República Democrática del Congo). 

Tras años de desamor originados principalmente en el fiasco de Knysna en el Mundial-2010 y luego por el «caso Benzema», esta generación ha reivindicado de manera inhabitual su identidad francesa.

«Quiero encarnar lo que es Francia, representar a Francia», clama Kylian Mbappé el viernes en una entrevista con el diario Le Monde. La víspera, Paul Pogba había hablado de los numerosos «orígenes» y «colores» de la población francesa: «Eso es lo que hace a Francia, una linda Francia. (…) Así es como la amamos y como la vamos a amar por siempre».

El glorioso recorrido de los Bleus en Rusia ha empujado a la fiesta a un país atravesado por cuestionamientos sobre su identidad, un año después del acceso de Marine Le Pen (extrema derecha) a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, al tiempo que la cuestión sobre la recepción de inmigrantes anima vivos debates en la sociedad.

En una encuesta realizada a fines de junio pasado, el 61% de los franceses consideraba que la política migratoria de Francia era «demasiado laxa».

Según el historiador especializado en inmigración Pascal Blanchard, esta selección -el segundo equipo más joven del Mundial con un promedio de edad de 25,6 años- es el reflejo de una juventud francesa nacida de múltiples culturas.

– Marsellesa y «shaku shaku» –

El martes por la noche, en la avenida de los Campos Elíseos de París, esta juventud festejaba la clasificación para la final cantando la Marsellesa, himno nacional francés, y también bailando el «shaku shaku», danza nigeriana popularizada por sus ídolos Paul Pogba y Presnel Kimpembe.

«Somos una tercera o cuarta generación (de inmigrantes) que reivindica explícitamente sus particularismos, culturales y religiosos. Es esa generación que sale a la calle y dice  ‘Miren, funciona: se puede ser negro, musulmán y francés, y hacer ganar a Francia'», subraya Pascal Blanchard.

Con 19 años, nacido de una madre de origen argelino y de un padre de origen camerunés, pero con una infancia desarrollada en Seine-Saint-Denis, en las afueras de París, Kylian Mbappé es, según el especialista, «uno de los grandes símbolos». «Es árabe, es negro, es blanco, todo en uno», revela el investigador, haciendo una analogía con el controvertido  «black, blanc, beur» post-1998.

Esa fórmula había sido sacudida en los años recientes: en 2001, la Marsellesa fue silbada durante un partido Francia-Argelia en el Stade de France; al año siguiente, Jean-Marie Le Pen llegó a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales; en 2005, los suburbios vivieron envueltos en disturbios durante varias semanas.

«No es incompatible que una parte de Francia vote a la extrema derecha y que esa misma Francia apoye a una selección que representa al país. No es la verdadera sociedad que vemos a través del fútbol», revela por su lado el sociólogo especializado en deporte William Gasparini.

«Si encontramos en la selección francesa tantos jóvenes salidos de clases populares y de familias de inmigrantes, es también porque de otras esferas, política y económica, los han formado», analiza.

Además que la «integración», noción destacada en 1998 pero «hoy pasada de moda», es hoy «la fraternidad, un valor más simple, más fuerte tal vez» que saldrá del «episodio 2018», anticipa Yvan Gastaut, historiador de relaciones entre inmigración y fútbol.

«Es lo que hace la fortaleza de este equipo, no es tanto porque los jugadores vienen de todos lados, sino porque que están unidos, con un juego solidario», concluye.

(Fuente: Andina)