Consejos para afrontar el encarcelamiento

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hands of muslim woman holding bars in jail

Cuando una persona recibe la noticia de que va a ir a prisión, su reacción inmediata es la negación y el primer pensamiento es que su situación puede arreglarse pronto, que habría un error o que es injusta la decisión de un juez.

Con el pasar de las horas y la espera, el acusado empieza a asimilar su realidad y, dependiendo de ciertas características personales, empieza a verse cuadros de ansiedad, cólera, crisis de angustia, preocupación por su familia, vergüenza, miedo y hasta desesperación. Podría haber demostración de arrepentimiento en el caso acepte su delito.

Así lo comentó Lisha Galagarza Pérez, Psicóloga Forense y Docente de la Universidad Católica San Pablo de Arequipa, quien agregó que hay casos de acusados que son muy orgullosos y que no muestran sus emociones públicamente. Por el contrario, se les ve con aparente calma cuando en verdad sí están experimentando todo tipo de emociones.

En ese sentido, Galagarza Pérez brinda algunos consejos para tener en cuenta cuando se tiene un familiar en un establecimiento penitenciario a fin de ayudarlo:

-Ayudarlo a aceptar su realidad e intentar adaptarse a la nueva vida que le toca vivir es el primer paso.

-Convencerlo para buscar orientación en el Departamento de Psicología con el objetivo de resolver conflictos propios.

-Motivarlo a mantener el tiempo ocupado en diferentes actividades, como la lectura, que es una ventana a mundos en los que puede aprender y mantener la mente distraída.

– Intentar mantener buenas relaciones sociales con las demás personas internadas.

-Aconsejarlo para autoperdonarse, que es muy importante sobre todo si se acompaña de la ayuda de un profesional que puede encontrarse en los penales.

-En el caso de aceptar su delito, ayudarlo a proponerse una lista de las cosas que podría hacer para remediar la situación en la medida de lo posible o cuando cumpla la condena.

Acercarlo a Dios, orar y leer la Palabra. Enseñarle a mantener una relación estrecha con Dios, y convencerlo que Él ama a todos sin importar nada, le dará la fe y el ánimo que necesita para su mejor adaptación