Comenzó en Uruguay el Carnaval más largo del mundo

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Llega el Carnaval con bochinche y polémica

Sin reinas y sin espuma en spray quedó anoche inaugurado oficialmente el Carnaval 2018, que contó en los palcos con la presencia de autoridades nacionales y departamentales, no solo de Turismo y Cultura, como es habitual, sino también con la del presidente de la República, Tabaré Vázquez. Después del pasaje de las primeras murgas, coloridas y bochincheras, alegres, y antes de que desfilaran revistas, humoristas, parodistas y lubolos, en lo que según planes de la Intendencia de Montevideo habría sido el último corso por la Avenida 18 de Julio, ya que para el próximo año se maneja su mudanza hacia la rambla del Parque Rodó, llamó la atención el carro alegórico que mandó construir Daecpu, una embarcación para navegar en las aguas de Momo, en estos días algo turbulentos a raíz de encontronazos entre decisiones de la comuna y opiniones de los directores de agrupaciones.

El diseño del carro de 10 metros de largo nació con una silueta de dragón y se completó con una figura del dios de la fiesta agitando los remos desde su trono, entre dos mundos, el del derecho y el del revés. Para hablar de valores subvertidos, nada mejor que la farsa. Pero hay que sumarle calidad. La falta de inversión, de estímulos y de premios, por más amor al arte que se ponga, han ido dejando en el camino, en el recuerdo que acercan fotografías en blanco/negro o en sepia, las obras de otros tiempos.

Justamente los costos determinaron también que año tras año los premios para las Reinas del Carnaval fueran menos atractivos y eso derivó primero en certámenes con pocas postulantes, cada vez más desabridos, y ahora en la eliminación de ese concurso. ¿Para qué gastar entonces en un gran dragón si este no tendrá un tesoro que proteger lanzando fuego por la boca? En lugar de las reinas desfilaron antes que el dragón las Figuras del Carnaval, en otro simpático pero modestísimo carro al que seguían ambulancias y cartelería. Entre ellos se lucieron las mulatas de fuego de Bafo da Onça, aunque encima de la plataforma de un camión tan alto que seguramente disfrutaron más su show los espectadores que lo vieron por TV que los miles ubicados casi a ras del piso.

En Montevideo hubo épocas en donde llegó a haber 214 carros, 136 de ellos de corte alegórico, como se dio en 1906. El primer intendente de la capital, Daniel Muñoz, apostó a eso y estrenó su cargo decidiendo que el gobierno municipal financiara seis carros alegóricos, dos de los cuales se encomendaron al Círculo de Fomento de las Bellas Artes. El filo crítico, el espíritu y el humor burlón se mantuvieron durante décadas en caricaturas de papel; en 1919, la Comisión Municipal otorgó premios especiales a los carros adornados, a los alegóricos, y a los autos y carruajes originales que desfilaran en los corsos. Y aun cuando por 1943 las restricciones impuestas por la Segunda Guerra Mundial empezaron por la nafta, el tema central del desfile fue la locomoción, de antaño. Así aparecieron carros tirados por caballos y hasta una carreta con bueyes. La carreta, atrás de los bueyes, por supuesto.

Carnaval 2

Puja por el Teatro

“Qué bueno que sería que el Teatro de Verano esté en manos de Daecpu”, dijo el presidente Tabaré Vázquez en la previa del desfile que se extendió hasta la madrugada.

La Intendencia le concede a Daecpu el teatro para el concurso de Carnaval desde 1974, cuando el intendente Óscar Víctor Rachetti se negó a solventar la fiesta y cedió la organización. El alquiler de ese escenario durante los 40 días de Carnaval equivaldría a US$ 184 mil. Pero la comuna no cobra un peso a la gremial de directores de agrupaciones, aunque sí le pide entradas a cambio.

El presidente de Daecpu, Enrique Espert, había manifestado la intención de la gremial de hacerse del teatro e invertir US$ 12 millones para remodelarlo y explotarlo durante todo el año.

Sin embargo, la directora de Cultura de la Intendencia, Mariana Percovich, dijo ayer que “el Teatro de Verano es una unidad de la Intendencia en donde no solo se hace Carnaval”.

Luego explicó que, a diferencia de la rentabilidad de una empresa, “en cultura, los estados y las ciudades tienen que invertir y el Teatro de Verano es un ejemplo: hay un pequeño grupo de funcionarios, hemos invertido $ 15 millones en recuperar su eléctrica, se hizo pintura exterior y estamos pen-sando en otras reformas de las gradas”.

(Fuente: Nodal)