«El Avaro», de Moliére, vuelve a la Asociación de Artistas Aficionados

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La obra cumbre de la comedia universal

Se presentará viernes, sábados y domingos en una breve temporada

¡Imperdible! La obra cumbre de la comedia universal: «El Avaro», de Moliére, vuelve a pedido del público a la Asociación de Artistas Aficionados (AAA) los viernes y sábados, a las 8 de la noche; y los domingos a las 7 de la noche.

La puesta en escena, dirigida por Ruth Escudero y producida por la AAA, es una crítica de la sociedad de su tiempo y que extiende su referencia a la actualidad. En sus trabajos, el autor se escarnecía a gusto con algunas de las clases dominantes de su época.

Harpagón es un hombre que quiere más al dinero que a su familia y criados. El día que decide dar en matrimonio a su hija, desaparece su fortuna y se entera que él y su hijo aman a la misma mujer.

Tal es su ambición, que exige a los que se hallan bajo su mismo techo, tanto los sirvientes como sus propios vástagos, que vivan en condiciones miserables, a fin de no gastar ni una moneda de sus acaudalados ahorros.

El elenco está compuesto por Ariana Arroyo, Christian Orbegoso, Diego Mendoza, Dina Rocha, Estefanía Champa, Jair Mejía, Jorge Carrión, José Iturrizaga, Joseph Mío, Judith Ramírez, Melina Correa, Patricia Pachas, Ruth Torres y Sergio Ota.

«El Avaro» va desde el 05 hasta el 13 de mayo del 2018, viernes y sábados a las 8 de la noche; y domingos a las 7 de la noche, en el teatro de la AAA (Jirón Ica 323 – Centro de Lima).

Las entradas están a la venta en la misma boletería a 15 soles (general) y 10 soles (estudiantes y jubilados)

El autor: 

Jean-Baptiste Poquelin, llamado Molière, (1622 – 1673), fue un dramaturgo, humorista y comediógrafo francés. Considerado el padre de la Comédie Française, sigue siendo el autor más interpretado. Despiadado con la pedantería de los falsos sabios, la mentira de los médicos ignorantes, la pretenciosidad de los burgueses enriquecidos, exaltaba la juventud, a la que quiere liberar de restricciones absurdas.

Muy alejado de la devoción o del ascetismo, su papel de moralista termina en el mismo lugar en el que él lo definió: Hizo suya la divisa que aparecía sobre los teatritos ambulantes italianos a partir de los años 1620 en Francia, con respecto a la comedia: Corrige las costumbres riendo.

Entre sus obras se encuentran: «Tartufo» (1664), «Don Juan» (1665), «El médico a palos» (1666) y «El enfermo imaginario» (1673).